domingo, 11 de mayo de 2025

¿Nuevamente metamakgia o solo coincidencia y casualidad?

Mi vida está poniéndose muy interesante desde que decidí dedicarme plenamente a la metamakgia.


   Evidentemente no será un servidor quien llegue a conclusiones precipitadas y apresuradas, pues no es mi estilo.

   Pero los acontecimientos que estoy viviendo me dan que pensar y no puedo evitar sentirme en un periodo intenso de reflexión.

   Estoy empezando a tomarme en serio los sucesos que me pasan, aunque no descarto todas las posibilidades escépticas.

   Te cuento: ayer por la mañana cogimos el coche de alquiler y nos fuimos, como siempre solemos hacer, a Alicante. 

   Mientras mi mujer se ocupaba de unos asuntos pendientes de resolución, decidí dar un paseo por mis lugares habituales.

   Y de repente tropiezo con una especie de "mercadillo" callejero improvisado, donde se ofrecían multitud de productos variados.

   En una de las mesas había tres mujeres escritoras que vendían sus libros, publicados en autoedición de Amazon o coedición.

   Por descontado que el asunto llama mi atención directamente, obviando el resto de mesas y ofertas variadas.

   Entonces voy directo a la última mesa, mientras ojeo por encima sin que se despertara mi interés según iba viendo los libros.

   Y en esa última mesa un cartel de promoción sí despierta automáticamente todos mis sentidos, agudizándolos.


   Acudo, cojo un ejemplar del libro y al leer el principio de la contraportada siento la inevitable atracción definitiva:

¿Todavía no crees en la magia?

    La autora, Eva Gil Soriano, es una escritora ilicitana, lectora empedernida de novelas románticas, que tiene ya en su haber más de media docena de novelas publicadas en autoedición, a través de Amazon, desde que empezó a escribir en serio hace 11 años. Curiosamente se ha especializado en el género fantástico con trasfondo romántico. Y estaba allí presente vendiendo sus libros. 

   No hay nada que me sensibilice más y despierte tanto mi empatía como un autor (autora en este caso) que intenta encontrar su lugar en el mundo de las letras y la literatura, sabiendo de sobra cómo funciona el mundo editorial y lo difícil que es, al menos en España, encontrar ese lugar, enfrentándote al gran sino que vive cualquiera, por norma general (a menos que sea una personalidad influyente de internet), cuya decisión sea dedicarse a la escritura. El mérito es mucho mayor a mi juicio porque esa persona no tiene los recursos de verdad necesarios para que un libro sea mínimamente decente y por tanto, legible: corrección de estilo, corrección ortotipográfica, maquetación, diseño, etcétera, que requiere todo un equipo de edición detrás y que solo puede sustentar una editorial de peso, sea pequeña e independiente, sea un gran grupo, no importa. Así que la decisión de publicar en autoedición es una arriesgada aventura titánica que requiere un gran esfuerzo, una comprometida dedicación y un enfrentamiento constante con la frustración, sin garantía alguna de llegar a ser publicado por una verdadera editorial alguna vez. 

   Por todos los motivos citados más arriba siempre decido apoyar a los autores que intentan encontrar su lugar mediante la autoedición, independientemente de cualquier criterio exhaustivo que se aplique a los libros profesionales publicados por editoriales serias y con todo el trabajo necesario de edición bien hecho por detrás, comprándoles algún ejemplar cuando me encuentro fortuita o accidentalmente con ellos. Es algo que aprendí de uno de mis referentes literarios: Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Aunque era extremadamente crítico con sus obras y pluma, jamás tuvo una mala palabra de desaliento para con todos los aspirantes a escritor que le consultaban por correo epistolar o le pedían trabajos de corrección y reescritura.

   Pero como ayer había 3 escritoras y un presupuesto para libros reducido, me centré en aquello que despertó mi interés al instante. Por eso me compré un ejemplar para mí (dedicado y firmado, por supuesto) y otro ejemplar para mi maravillosa suegra (una lectófila empedernida, amante incondicional de la literatura fantástica, también dedicado y firmado).

   Luego seguí mi camino y me compré un par de libros entre la Casa del Libro y 80 Mundos.

   Pero necesitaba El Corán, texto sagrado primordial de los musulmanes y que fundamenta la religión islámica, última religión abrahámica del libro con claras y evidentes influencias judeocristianas latentes y patentes a lo largo de toda la revelación coránica.

   En realidad he tenido varios ejemplares en diversas ediciones de este texto sagrado (destacando la de Austral y Herder) que sustenta todo el islam, a lo largo de los últimos 30 años, pero nunca he conseguido leerlo, quedándome en las suras (o azoras) del principio, ya que me produce un rechazo visceral.

   Pero hace unas semanas que, en el contexto de la reactivación metamákgica, tengo un sentimiento arraigado de volver a reintentar su lectura, pues parece ser que es importante en ese contexto por algún motivo que todavía desconozco. 

   Todo se desencadenó tras comprar un libro en la librería Códex muy singular, a pesar de mi profunda desconexión de las tres religiones abrahámicas del libro.

   Pero una cosa estaba clara: ese profundo sentimiento de consumar la primera lectura coránica completa no podía darse a través de las viejas ediciones ya intentadas en el pasado, sino que necesitaba una nueva edición fresca y diferente.

   Resulta que ayer esa edición estaba en la librería alicantina 80 Mundos, pero tras la compra de los otros 2 libros me faltaba la mitad del dinero: exactamente 15 euros. Llamé por teléfono a mi mujer para preguntarle, pero me dijo que no teníamos ese dinero extra, más allá del presupuesto asignado. Pensé: "bueno, seguramente esto significa que, al menos de momento, no debe ser". Pero cuando estoy pagando el libro reservado que el dependiente había guardado, me comenta: "tienes un descuento de 15 euros". ¿Perdona? ¿He oído bien? ¿Ha dicho 15 euros; exactamente 15 euros? Y así fue como se consumó la compra de la última edición más reciente de El Corán, con estudio introductorio y traducción de Antonio de Diego González, publicada por Almuzara en junio de 2024.

   Durante la mañana, mientras viajábamos a Alicante, resulta que mi mujer hizo una petición metamákgica en silencio y sin consultarme ni compartirla, ya que ambos estamos en un periodo de investigación e indagación, casi más como un juego y una curiosidad para ver qué sucede (si es que sucede algo) con la metamakgia. La petición era que el último artículo de este blog alcanzara las 1.111 visitas antes de las 12 de la noche. En ese momento tenía unas 400 y subía de manera muy irregular, deteniéndose durante horas y subiendo luego unas 100 cada 2 o 3 horas.

   La petición era bastante singular y atrevida, pues los artículos más recientes no pasaron de las 300 y el último se quedó cerca de las 800 pero nunca llegó. La singularidad radicaba en que el artículo más visitado de todo el blog se quedó en las 1.060 y fue publicado el 9 de abril de 2025, es decir, hacía ya un mes.

    Eran las 21:30 y el artículo llevaba detenido en las 837 desde las 18:00 aproximadamente. No parecía haber muchos visos de que antes de las 0:00 llegara a las 1.111. Hasta ese momento mi mujer había decidido no desocultar su petición, pero lo hizo. Entonces dije: "me parece un juego fascinante. Me uno: si la metamakgia de verdad existe y va más allá de una mera especulación mental mía, debe llegar a 1.111 y quedarse ahí hasta las 0:00 como mínimo". Estaba bastante seguro de que el juego se resolvería de 2 maneras: o bien no llegaría a esa cifra concreta o bien la rebasaría. Pero a las 22:10 llegó a esa cifra especificada y se detuvo hasta las 10:45 de esta mañana, cuando ha subido a 1.112. Dos horas después el blog sigue igual.

   ¿Metamakgia? ¿Coincidencia y casualidad? Que cada cual piense y concluya lo que quiera. Yo voy a seguir indagando a ver qué sucede.

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