A mi subjetivo juicio de lectobibliófilo devocional, un año no empieza de verdad hasta que no compro el primer libro publicado en enero de ese mismo año recién estrenado. Por tanto, ningún año, desde hace una década aproximadamente (cuando establecí esa tradición personal), empieza hasta mediados-finales de enero. Pero siempre empieza con seguridad a partir del 1 de febrero.
Si bien estrené 2025 hace apenas 3 días, el pasado 28 de enero, lo hice solo en la librería Atenea y por tanto, me faltaba visitar la librería Códex, ya que un lectobibliófilo orcelitano que se precie de serlo no puede obviar ninguna de las 2 librerías principales en Orihuela.
A las 10:15, un cuarto de hora después de abrir (hoy es sábado y los horarios se reducen, cerrando a mediodía, aunque, por suerte, Códex al menos abre), he pasado por mi librería fetiche, ya que fue la primera que conocí y visité por primera vez, tras venir el 14 de febrero de 2013 a vivir a Orihuela.
Y allí, como siempre sucede, tenía vistas unas cosas, pero a la hora de la verdad se han cruzado otras, tropezando primero con 2 libros de uno de los mejores poetas nicaragüenses del siglo XX. ¡Y menudas 2 joyas fundamentales e ineludibles a precios imbatibles!
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Por último también he tropezado con un libro inesperado y que no había visto anteriormente, el último ensayo de un autor buenísimo que me cambió la vida hace ahora 2 años exactos, cuando leí por primera vez un libro suyo y lo descubrí, teniéndolo en cuenta desde entonces. Un autor que nunca deja de sorprenderme desde enero de 2023 tras el descubrimiento (su novedad editorial publicada por el mismo sello que este fue el primer libro que leí y estrenó ese año citado). Se embarca en investigaciones que nunca te imaginas pero siempre están relacionadas con temas candentes y que nos afectan a todos de una manera u otra. A mi juicio es uno de los mejores, más serios y rigurosos ensayistas de la actualidad.
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