martes, 25 de febrero de 2025

17 días sin comprar libros y de repente... ¡Abracadabra! ¡Magia! ¡Psicogeografía! ¡Fantasía! ¡Bibliofilia! Tras casi 2 años, volvió el más grande entre los grandes

La última vez que compré libros fue el sábado, 8 de febrero de 2025 en Alicante. Aunque solo llevábamos una semana en el mes de febrero, fue una grata sorpresa inesperada encontrar un par de novedades editoriales. Y desde entonces he pasado estas 2 semanas largas transcurridas metido en todo lo que me compré (y otras cosas aparte), leyendo, disfrutando, viviendo mi maravillosa lectófila vida.

   En la vida de un lectófilo como yo, hay libros y libros. Con esto quiero decir que son muchos los libros que me apasionan, fascinan, encandilan e interesan, pero la aplastante mayoría de ellos son lo que podríamos llamar "libros de una sola lectura". Esto significa que los lees una vez y ya, pues hay muchas otras cosas por ahí esperándote. Pero siempre aparecen en tu camino libros especiales, de esos que marcan un punto de inflexión en tu vida y se convierten en libros que guardas en tu interior, incluso si llegas a prescindir del ejemplar impreso. Guardas la experiencia, las vivencias, los sentimientos, lo que te hizo ese tipo de libro que destaca, despunta y se aleja del resto de libros; ese tipo de libros mágicos, maravillosos, diferentes, que te "tocan la fibra" y llegan a lo más profundo de tu ser y nunca olvidas.

   El domingo, 20 de octubre de 2024 publiqué un artículo en este blog que se titulaba 'Alan Moore o el genio de Northampton'. La intención que tenía ese artículo era mostrar una faceta casi desconocida del increíble personaje y fascinante personalidad que encarna ese nombre y apellido británicos. Si bien Alan Moore es muy conocido como el indiscutible mejor guionista de cómics, probablemente de toda la historia, no obstante suele ser más desconocida su aversión por la industria del cómic y su enfrentamiento radical contra esa industria durante casi todo el desarrollo de su carrera artística profesional, hasta el punto de abandonar definitivamente el mundo del cómic allá por 2017, para dedicarse a su verdadera pasión: ser escritor. Y aunque lleva décadas escribiendo relatos cortos, no se estrenó como novelista hasta 2016. Hoy en día se dedica únicamente a escribir literatura de ficción y... ¡Menuda literatura escribe! Nada que envidiar a su trayectoria en el noveno arte. Pero Alan Moore no es un chaval que acaba de empezar. Tiene 71 años, lo cual nos deja en una tesitura: no sabemos el tiempo que le puede quedar de salud y vida como para seguir escribiendo. Y sus libros no son nada fáciles de escribir, porque es Alan Moore, un genio que solo se da una vez, si se da, en cada generación. Así que cada nuevo libro suyo es una gran celebración y acontecimiento sin parangón. 

   Pero lo importante para mí de aquel artículo fue el comentario que recibí de un lector que en su perfil se llama Moí, donde decía escuetamente que a mí ya me consideraba su amigo. Perdonadme si peco de ingenuo o de idiota, pues esto es internet, pero yo no me lo tomé como un cumplido o cualquier otra cosa virtual sin más, sino que me llegó de verdad. Y desde entonces Moí ha seguido teniendo la deferencia, el detalle y la elegancia de comentar no pocos artículos de este blog, con lo mínimo que se puede esperar de una persona que le interese la lectura de alguna manera, es decir, educación y respeto. Pero él ha ido mucho más allá que simplemente eso. Por tanto, a través de una broma sin mayor trascendencia sobre heredar mi biblioteca personal, le dije que podía venir cuando quisiera, conocernos en persona y llevarse lo que quisiera. ¿Esto será verdad o aquí hay gato encerrado? Cada cual deberá pensar lo que quiera, pero la explicación es muy sencilla: si tuviera todos los libros que he comprado desde 1995 necesitaría un espacio considerable para guardarlos. Lejos de tener ese espacio soy el "vagabundo ilustrado", es decir, que voy de acá para allá según sople el viento. Llevarme en cada mudanza todos los libros que acumulo no es muy viable para mí. Ahora llevo medio año estable con mi mujer en un piso de alquiler, pero... ¿Es creíble pensar que será para toda la vida? No, no lo puedo creer porque cuando menos lo esperas la vida te sacude y te mueve y todo vuelve a cambiar. Creo que mi amigo Moí ahora está experimentando algo así también. 

   Pero esto no es lo importante para mí. Lo importante es que Moí era un desconocido más de tantos que pueblan las redes virtuales posmodernas del gibsoniano ciberespacio. Durante meses ha estado ahí, apoyando y comentando este blog perdido entre la marabunta de blogs, seguramente mejores y más profesionales. Para mí es un gran detalle más que suficiente el hecho de que alguien se tome la molestia de invertir un tiempo esencial de vida para leer descubrimientos muy personales, reflexiones totalmente subjetivas y reseñas de libros que solo me interesan a mí, es decir, que se mete en "mi película" egocentrada para entregar ese tiempo vital leyendo los extensos artículos que escribo y encima se toma también la molestia de crear un perfil en Blogger para comentar con respeto, sinceridad, educación, deferencia e incluso admiración (o al menos así lo percibo yo).

   Así que, por todo ello y mucho más, amigo mío, ya sabrás, debido a lo que me conoces de leerme, que 17 días sin comprar un libro es equivalente casi a una eternidad, pero es el problema que tiene querer novedades editoriales y no conformarte con cualquier cosa que decidan publicar las editoriales con sus criterios, como es lógico, pues no están ahí y mantienen el negocio en pie para satisfacerte a ti como si fueras el ombligo del mundo, sino que deben llegar a un amplio público lector o al menos receptivo a la lectura.

   Y nada más atravesar la puerta de entrada a Códex y tropezar con la estantería de fantasía y ciencia ficción, que está detrás de la misma puerta, no he necesitado ir hasta el fondo de la librería.


   Nuestro gran fetiche literario por el cual empezó esa improbable amistad que tenemos, tras considerarme tu amigo y yo tomarlo en serio y no como una tontería internáutica más de tantas, ha vuelto a las andadas, amigo Moí, y parece ser que esta vez todavía se ha superado más si cabe, saliendo de Northampton para ir a Londres. El resultado fue traducido y publicado en castellano el pasado 17 de febrero de 2025. ¿Te lo puedes creer? Joder, yo todavía no salgo de mi asombro. Mira, mira la que ha liado nuestro genio de Northampton.


   Y casualmente (¿o será causalmente?) tenían en Códex, como puedes apreciar, 2 ejemplares esperando.


   Uno era mío y el otro tuyo, amigo mío, así que no intentes hacerte con un ejemplar porque te lo guardo a buen recaudo, en esa biblioteca personal de la que te puedes servir como quieras. Un regalo por tener tan buen gusto.


   Eso sí: tendrás que aceptar ser el segundo en leerlo, pues no creo que llegues a Orihuela y lo recojas antes de que devore mi ejemplar (a menos que estés en el Reino Unido y leas el original en inglés, que salió a la venta en octubre de 2024 si mal no estoy informado. ¡No me hagas esa jugada, amigo mío, por favor!).

2 comentarios:

  1. Amigo mío vaya sorpresa leerte
    Te lo agradezco de corazón
    Tío me hubiese encantado conocerte antes
    No sabía que había publicado nada, vaya dos alegrías me he llevado
    Es una pena amigo España de momento no es destino para mi, no se si algún día volverá a serlo
    Pero gracias de corazón por este gran regalo
    Leeré tu reseña con mucha ilusión
    Gracias tío
    Hay pocas personas como tú
    Que suerte la gente que te tenga cerca tio
    Eres un GRANDE en mayúsculas

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    1. Estoy embarcado en la lectura y flipando en colores cada día. Ya sabes que el genio de Northampton no es fácil de leer y requiere una atención y dedicación especial. Nunca he leído nada igual a lo que publica desde que decidió volverse escritor hace una década. No te preocupes entonces por no poder venir, lo importante es que te vaya bien allá donde estés, amigo mío. Te prometo una reseña digna de Alan Moore cuando termine esta obra maestra y asimile todo lo que me está removiendo y haciendo vivir. ¡Ojalá viva muchos años más y siga escribiendo sin parar!

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