martes, 6 de agosto de 2024

Análisis crítico de la primera obra castanediana, concepto a concepto

Introducción 

A pesar de la insistencia y el énfasis puesto por los adeptos al (y simpatizantes del) nagualismo castanediano en la práctica de todo lo inventado por el antropólogo y escritor peruano nacionalizado estadounidense Carlos Castaneda (1925-1998), en realidad su obra es literaria y especulativa desde el principio, aunque luego, a medida que aumentan los volúmenes de la saga, el autor va añadiendo nuevos conceptos e ideas que parecen inducir a ciertas prácticas. Esas prácticas no se sistematizarán metodológicamente hasta los últimos años (un lustro apenas) de vida de Castaneda, cuando sus libros son ya tan infumables y malos que el nagualismo castanediano pierde dinero como negocio e inventa los llamados, en un primer momento, "pases mágicos" y por último, tensegridad (apropiándose ilegítimamente de un concepto por el cual acabará teniendo problemas legales). Con este último invento quedó patente que todo el nagualismo castanediano no era más que una patraña ideada por la imaginación de Castaneda desde el principio, al seguir atribuyendo algo totalmente inusual y ajeno a cualquier shamanismo no solo mesoamericano sino mundial e histórico, que solo tiene vaga relación superficial con las artes marciales asiáticas, particularmente el chi kung chino y como mucho el tai chi también chino.

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Todo el asunto del caso Castaneda da comienzo en marzo de 1968, cuando llega a las librerías estadounidenses un libro escrito por el estudiante de antropología Carlos Castaneda (cuyo nombre real era Carlos César Salvador Arana Castañeda), titulado The Teachings of Don Juan. A Yaqui Way of Knowledge (traducido en 1974 al castellano como Las enseñanzas de don Juan. Una forma yaqui de conocimiento) y publicado por la editorial University of California Press. El origen del popular y archiconocido libro para la contracultura hippy y la espiritualidad nueva era es un trabajo de clase en la asignatura Etnografía californiana, que manda como trabajo de campo el profesor Clement Woodward Meighan (1925-1997) y solo llevan a cabo tres alumnos, con la intención de buscar un informador nativo americano y entrevistarse con él. Castaneda decidió ahí desplegar sus dotes literarias que ya apuntaban maneras desde la infancia y empezó a escribir una novela donde ficcionaba su encuentro con un presunto brujo yaqui mexicano que le iniciaba en una forma mesoamericana nativa de conocimiento atribuida falsa (y erróneamente) por él a los yaquis, algo que hizo sospechar desde el principio a todos los expertos en cultura yaqui, pues Castaneda cometió el grave error de atribuirles el uso de peyote que nunca han usado ni usan los yaquis pero sí los huicholes, por ejemplo. En esa magnífica y absorbente novela literaria que incluso reconoció el autor estar escribiendo en algún correo epistolar a su familia, volcó todos sus conocimientos y especialmente experiencias con informadores nativos mesoamericanos que conoció en varias reservas estadounidenses (shamanes, brujos, curanderos) para crear a los personajes de su obra, que acabaría convirtiéndose en una saga literaria multimillonaria. Por descontado que sus personajes de ficción estaban solo inspirados en los informadores reales a los que visitó, de ahí que tanto el comportamiento como las enseñanzas sean tan inusuales en sus personajes irrastreables (al no haber existido nunca). Más adelante unos cuantos autores de literatura nueva era seguirían el camino de Castaneda, inventando personajes de ficción hechos pasar como reales. Las evidencias en este sentido son tan obvias que pretender afirmar lo contrario es haber quedado cegado por la creencia devocional más o menos sectaria en la veracidad inflexible del nagualismo castanediano (lo cual no impide que alguien avezado decida sacar la parte aprovechable y deseche el resto). Incluso hubo un intento serio por identificar a los personajes literarios en la realidad por parte del polémico neurofisiólogo y psicólogo mexicano Jacobo Grinberg Zylberbaum (nacido el 12 de diciembre de 1946 en Ciudad de México y desparecido el 8 de diciembre de 1994). Entre otros aspectos relacionados con la conciencia y las pseudociencias (como la parapsicología o la telepatía en particular) Grinberg se interesó por la investigación seria de las disciplinas orientales prácticas, destacando la meditación y sus verdaderos efectos reales. Pero el mayor interés que tuvo fue precisamente el estudio del shamanismo mexicano. Y debido a ese interés (tanto personal como profesional) apostó toda su credibilidad científica (perdiéndola) al validar el caso de Bárbara Guerrero "Pachita" (1900-1979), una sanadora mexicana muy popular en la segunda mitad del siglo XX que realizaba cirugía psíquica, asegurando que la poseía el espíritu del tlatoani Cuauhtémoc. Se trata de una práctica pseudocientífica bien estudiada y que se considera un fraude absoluto, utilizando trucos como sangre y partes de animales para convencer al paciente y a los observadores de que se han extraído tumores o tejidos enfermos con las manos desnudas (usando a veces cuchillos de monte para dar un efecto más impresionante y credibilidad a las presuntas intervenciones). La cirugía psíquica apareció a mediados del siglo XX en ciertas comunidades espiritistas de Filipinas y Brasil. De la investigación que Grinberg llevó a cabo con Pachita (quedando convencido de que se trataba de un caso real para nada fraudulento) creó la llamada teoría sintérgica, que ha sido rechazada por la comunidad científica. Según esta teoría se propone la existencia de un espacio continuo de energía del cual solo podemos percibir una parte, la realidad. La teoría trata de explicar la experiencia vital como tres procesos de interacción relacionados con las neuronas y la estructura energética del espacio. Pero lo más importante para este análisis crítico es que Grinberg conoció a todos los shamanes mexicanos, con los que además tuvo mucha amistad a nivel personal. Esto hizo que al conocer el trabajo de Castaneda (con el cual también tuvo cierta amistad al principio) acabara indagando sobre los personajes de su saga literaria y descubriera que todo era un enorme fraude embaucador. Debido al comportamiento errático, sectario y manipulador de Castaneda no terminaron muy bien, distanciándose Grinberg poco antes de su misteriosa desaparición todavía no resuelta. Pero lo importante del caso fue que si alguien podía demostrar y comprobar el embaucamiento castanediano fraudulento sobre el terreno era precisamente Grinberg, pues él como pocos conocía a todos los shamanes mexicanos y al indagar un tanto descubrió la inexistencia real de todos los personajes literarios de la saga castanediana: nadie, absolutamente nadie, los conocía.

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El primer libro que publicó Castaneda es también el último en realidad. De ahí que (fortuitamente y sin esperarlo) sea su única obra maestra a nivel literario. Fue algo espontáneo e inesperado. Castaneda volcó sus conocimientos y experiencias para darles un contexto nativo indígena mesoamericano. Al ser todo una invención imaginaria desconectada de la realidad, cometió el típico error humano axiomático (y de ahí el arquetípico refrán hispano que afirma que las mentiras tienen las patas cortas o que se coge antes a un mentiroso que a un cojo) desde el principio e impreso en el subtítulo del libro: nunca pudo ser lo afirmado en esa obra maestra de la literatura fantástica una forma yaqui de conocimiento porque los yaquis ni piensan, ni actúan, ni se comportan como el personaje principal, protagonista y supuesto tanto informador como iniciador del autor a la hipotética forma de conocimiento (en realidad) pseudoyaqui. Esto, para empezar, es lo más significativo de todo, pues el nagualismo castanediano al completo gira en torno y alrededor del personaje y su presunta "forma de conocimiento" afirmada como yaqui. El error más obvio y evidenciativo es atribuirle el uso incorrecto y ausente de peyote, junto con ideas a ese uso, como por ejemplo llamar "mescalito" a la hipotética entidad espiritual del cacto que se presenta tras su ingesta, en forma de espíritu vegetal guía. Bueno, como evidentemente habrás imaginado, no existe ni una sola referencia documentada en toda la historia indígena mexicana que sí usa peyote como planta de poder y medicina a nivel ritual shamánico sagrado, donde se le considere a la imaginada entidad espiritual presente en el (o a través del) cacto, con un nombre tan infumable y sospechoso de fraude como "mescalito". Podría haber dicho Castaneda "el abuelo" o "el venado azul", por ejemplo, y haber así enmascarado la mentira bastante mejor, pero entonces se hubiera perdido parte del poder literario embaucador que tiene "mescalito". El problema con un nombre ficticio tan arriesgado es que resulta del todo imposible para cualquier experto y entendido en shamanismo mesoamericano donde se use peyote (y las enseñanzas del "abuelo" o "venado azul" en ese contexto) creer que un hipotético brujo yaqui pudiera llamarle así o que se presentara a sí mismo como "mescalito", pues si se le conoce como "el abuelo" en alguna tradición es precisamente por su ancianidad arraigada tradicionalmente en el mundo mesoamericano antiguo y nunca se le consideraría de manera reduccionista como una entidad metafísica atada al principio activo que estimula neurológicamente las visiones, encuentros, relaciones y enseñanzas transmitidas en una "realidad aparte". Ese principio activo es la mescalina (clasificada químicamente en la clase de las feniletilaminas como el principal compuesto psicoactivo de ese grupo). ¿Acaso "mescalito" tiene una relación distinta que asociarla a la mescalina conceptualmente? Es muy curioso que a Castaneda se le ocurriera algo tan contrario a la tradición peyotera indígena, sagrada, shamánica y espiritual de verdad, pero popular entre los hippies como potenciales lectores de su libro, pues a diferencia de la referencia conocida que quiere ver en el espíritu guía su ancianidad, la mescalina fue descubierta y aislada por primera vez en 1897, gracias al trabajo del farmacólogo alemán Arthur Heffter (1859-1925). Un año después publicó su trabajo en una revista académica. El hecho de llamarle mescalina fue debido a que el alcaloide se extrajo de los botones secos conocidos como botones del mescal. ¿A lo mejor Castaneda inventó literariamente a "mescalito" pensando en los botones secos del peyote y en que se llaman botones del mescal? Pero mejor todavía... ¿Sinceramente crees que a Castaneda se le presentó "el abuelo" o "el venado azul" como "mescalito"? ¿Es creíble para ti que un brujo yaqui sonorense le dijera que él lo llamaba "mescalito" y que Castaneda hiciera lo mismo? Que cada cual se responda a sí mismo.

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Originariamente Las enseñanzas de don Juan es un libro muy breve, de apenas 196 páginas. El personaje principal se llama Juan. Castaneda no menciona su apellido en ningún momento. Parece ser que la idea inicial para el personaje protagonista, a nivel literario, era que no tuviera apellido. Con don Juan basta (algo potente y con solera en la tradición literaria hispana). Pero llama la atención una serie de guiños que evidencian en cierta parte las intenciones recónditas de Castaneda, dejando ver un tanto el plumero: de lo poco que según el autor revelaba don Juan de su vida personal, había nacido presuntamente en 1891 en el suroeste, pasando casi toda su vida en México. Su familia fue exiliada por el gobierno a la parte central de México en 1900. Vivió hasta 1940 en el centro y el sur de México. Pero aquí es donde viene el guiño castanediano a la inusualidad polifacética y sincrética de su personaje idealizado: como don Juan había viajado mucho, su conocimiento podía ser producto de múltiples influencias. Luego indica que a pesar de considerarse él mismo indio de Sonora, Castaneda no podía tener la certeza para catalogar totalmente su saber en la cultura de los indios sonorenses. La inevitable pregunta que deberíamos hacernos aquí es: ¿en realidad Castaneda está hablando de don Juan o de sí mismo, atribuyéndoselo a su propio alter ego? Tampoco aparecen muchos más personajes en este primer libro (y eso es muy importante) autoconclusivo, pero debo destacar a dos de ellos por la relevancia que tendrán después, cuando el editor de Simon & Schuster Michael Korda (nacido el 8 de octubre de 1933 y al parecer todavía vivo con casi 91 años de edad al escribir esto) convenza a Castaneda para seguir escribiendo libros que evidencian el embaucamiento con mayor claridad tras cada ejemplar nuevo de la saga. Recuerda que el significado del refrán "antes se coge al mentiroso que al cojo" es que se descubre pronto y con suma facilidad al que miente porque incurre en inexactitudes o contradicciones. Y en el caso que nos incumbe todo hubiera quedado enmascarado de mejor manera si no hace su inequívoco acto de presencia el escritor británico y editor jefe durante cuatro décadas de Simon & Schuster en Nueva York, Michael Korda, el verdadero artífice del embaucamiento castanediano llevado al gran público, con el resultado final de vender 27 millones de ejemplares entre todos sus libros. Los dos personajes citados son don Genaro y la Catalina.

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Toda la mitología nagualista castanediana da comienzo (según el relato narrado) durante el verano de 1960, mientras Castaneda afirma ser un estudiante de antropología en UCLA, que hace varios viajes al suroeste para recabar información sobre el uso de las plantas medicinales por parte de los indios que habitan la zona. Luego nos cuenta que mientras esperaba un autobús Greyhound en la estación de un pueblo fronterizo (no mencionado por su nombre) hablando con un amigo ayudante en su investigación, éste le indicó que un indio viejo de cabello blanco sentado cerca de ambos sabía mucho de plantas, especialmente de peyote. Tras pedirle a su amigo que se lo presente, resultó tratarse de un brujo yaqui. Tras intentar Castaneda que se convirtiera en su informador sobre las plantas medicinales usadas en contextos shamánicos sagrados, el viejo indio, llamado Juan, rehusó hacerlo y acabó marchándose sin aceptar. Un comienzo muy prometedor e intrigante, con suspense y misterio incluidos. Son los ingredientes necesarios para el desarrollo posterior. Luego Castaneda nos cuenta que en lugar de resignarse se puso manos a la obra para localizar a su esquivo protagonista literario arquetípico en cualquier tipo de espiritualidad (sobre todo nueva era) e inicia su periplo heroico (el mítico viaje del héroe) al conseguir convencer a don Juan para que lo acepte como aprendiz, siendo escogido finalmente, tras las reticencias iniciales. Más clásico imposible. El asegurado cliché para obtener un rotundo éxito literario. El aprendizaje es iniciado en junio de 1961, es decir, un año después de haber conocido a don Juan, lo cual encaja con cualquier tipo de noviciado e iniciación mistérica: la aparición inesperada pero sincrónica de un maestro espiritual evolucionado, muy sabio, con poderes mágicos cuasi sobrenaturales y un comportamiento enigmático, donde predomina cierta actitud inequívoca que da a entender que tiene las respuestas a todos los enigmas del universo, la vida, la muerte, el más allá, la divinidad y el ser humano, pero no lo manifiesta explícitamente sino de manera implícita, estilo "a buen entendedor pocas palabras bastan". También don Juan cumple otros requisitos indispensables en el personaje arquetípico que encarna la ficción castanediana: sentido del humor soez y desacomplejado siempre presente (no existe arquetipo de maestro espiritual, sea oriental, sea occidental, que no presente un ubicuo sentido elevado del humor, excepto alguna que otra excepción a la regla) así como un desprecio manido por todos los lugares comunes de la mediocridad humana, tumbando por el suelo la mayoría de (por no decir todas) las creencias previas y condicionamientos presentes en el aprendiz. Castaneda presenta todos los clichés arquetípicos tan necesarios para poder vender su nuevo sistema de creencias nagualista propio (siendo la mayor contradicción paradójica, pues siempre se tumba cualquier creencia anterior con la intención de sustituirla por otras creencias posteriores) y como suele suceder ubicuamente en las religiones y la espiritualidad, se inventa un personaje acorde a la naturaleza de un maestro, gurú, profeta, elegido o mesías que siempre debe estar por encima del bien y del mal (demoliendo las concepciones anteriores de bien y de mal para, en realidad, cimentar e implantar luego las suyas propias) así como tener un comportamiento que va más allá de lo humano convencional y chabacano, es decir, debe mostrarse (ser mostrado) como algo extraordinario y diferente al resto de pobres mortales atrapados en sus babuinas limitaciones. Por descontado que esos personajes no existen y por tanto, la mayoría de veces son invenciones literarias o idealizaciones fantaseadas sobre personas reales que distan mucho de cumplir con los deseos idealizados románticamente. En el caso de don Juan se trata de una evidente invención literaria de Castaneda que presenta todos los atributos necesarios y de ahí que su única fuente objetiva de autoridad era atribuir cualquier concepto e idea que quisiera añadir o presentar, como producto de la enseñanza matusiana, pues en el momento que alguien acepta la existencia idealizada del maestro todopoderoso y omnisciente, cualquier palabra, método, técnica, práctica o dicho que se le atribuya es automáticamente considerado dogma de fe sagrado e inmutable. Llevan las religiones (todas las religiones sin excepción) milenios haciéndolo y la espiritualidad nueva era es solo una variante posmoderna de lo mismo, siendo Castaneda uno de sus representantes decimonónicos que cumple con todos los patrones y reproduce también todos y cada uno de los clichés. Pero volviendo de mi digresión elíptica, Castaneda afirmaba en su primer libro breve y autoconclusivo haber servido de aprendiz en Arizona primero y Sonora después. La pauta castanediana, nos cuenta el autor, que al principio fue verlo unos días cada determinado tiempo pero luego las visitas fueron más frecuentes entre los meses de verano desde 1961 hasta 1964. Pero lo más significativo de todo el libro, su verdadero punto de inflexión crucial que lo determina todo, es la decisión que toma Castaneda de interrumpir voluntariamente su aprendizaje en septiembre de 1965. Por eso estamos ante un libro autoconclusivo y la única obra maestra de arte literario que escribió, pues ahí tienes el final tras un desenlace perfecto para la novela impecable que había escrito según los cánones literarios establecidos. Pero otro de los motivos para convertirse en obra maestra era la presentación ficticia de la novela como un diario de campo antropológico. Exactamente ahí es donde radica el punto de inflexión que hace que triunfe como lo hizo: probablemente presentado como lo que es (una novela magistral) no hubiera tenido el éxito que tuvo. Y lo mejor de todo estuvo en lograr que la mayoría de gente (incluyendo personalidades ilustres, lo cual confirmó la falibilidad humana alejada de ideales sabios con discernimiento sobrehumano) se creyera a pies juntillas sus patrañas. No me cabe duda (como opinión personal subjetiva) de que Castaneda pasó años sorprendido tanto por lo que había conseguido colar como por la credulidad humana a prueba de hechos y evidencias.


Encontrar tu sitio

Si bien el dietario castanediano empieza el 23 de junio de 1961 no es hasta dos días después cuando el autor nos presenta la primera idea conceptual en forma de prueba para que su aprendiz dé comienzo al aprendizaje brujo: "encontrar su sitio". Esto significa que en la concepción brujeril pseudoyaqui de don Juan existe un lugar físico concreto donde el ser humano como individuo resuena a nivel vibratorio, energético, espiritual, vital, no importa, con la tierra, entrando, parece ser, en comunión con ella. Por la definición que da Castaneda atribuyéndosela a don Juan sobre la idea no veo parecido con las creencias mesoamericanas nativas, ni indígenas ni tradicionales, independientemente de que sean yaquis, huicholes, mazatecas, mayas, toltecas, no importa. Dice, textualmente: "un sitio significaba un lugar donde uno podía sentirse feliz y fuerte de manera natural". Durante tres décadas de recorrido por el mundo de las creencias humanas relacionadas con la religión, el misticismo, el esoterismo, el ocultismo y la espiritualidad en general solo he localizado una idea conceptual específica y clara sobre algo similar a la idea de "encontrar tu sitio" de manera explícita y por descontado no pertenece al indigenismo shamánico ni mesoamericano ni de ninguna parte del mundo, sino a un antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta llamado feng shui (que literalmente significa viento y agua) cuyo fundamento principal consiste en la ocupación consciente y armónica del espacio, con la finalidad principal de establecer una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan, o como diría don Juan con otras palabras: "un lugar donde uno podía sentirse feliz y fuerte de manera natural". A pesar de ser considerado una pseudociencia e incluso pseudoterapia basada en compendios de antiguas supersticiones chinas, el feng shui es un sistema de pensamiento complejo que presenta una estructura amplia de creencias y doctrinas relacionadas con toda una habitabilidad concreta de los espacios. En el caso de Castaneda y de "encontrar tu sitio" como primer concepto e idea inventada por él, nos encontraremos con el mismo problema y situación que presentará todo su nagualismo impostor, así como la mayoría de creencias nueva era donde se usan conceptos e ideas descontextualizadas por completo y por tanto desvirtuadas en extremo, hasta volverse incluso ineficientes al haber sido separadas de todo el contexto complejo en el que originaron. Uno de los más evidentes ejemplos sería el hatha yoga o la adopción de conceptos e ideas como los chakras. No obstante, volviendo al primer concepto castanediano, don Juan establece la irreversible necesidad imperativa de que Castaneda encuentre su sitio y parece ser de una importancia crucial, pues si no lo hace concluirá su aprendizaje, lo cual le lleva a pasarse más de seis horas buscando ese sitio suyo en un zaguán de 3,5 por 2,5 metros apenas. En esa búsqueda Castaneda adopta todas las posturas posibles, lo cual le dará una inequívoca pista al lector o estudioso exegético de la obra castanediana, pues las similitudes entre todo el nagualismo inventado por su imaginación y las artes marciales (incluyendo la vaga referencia y guiño inicial al feng shui "encontrando su sitio" como punto ineludible del aprendizaje, siendo por tanto algo de la mayor importancia como ya señalé) está latente implícita y presente explícitamente a lo largo de su vida, su obra, su pensamiento y en especial, su última invención práctica.


Mescalito

Como ya comenté por adelantado en la introducción a modo de obvio ejemplo, el segundo concepto que aparece en la obra de Castaneda es un invento por su parte tan fraudulento y desproporcionado que hace dudar sobre la sensatez y la inteligencia del ser humano, dejando en evidencia que cuando necesitamos creer ese anhelo tiene tanta fuerza y poder que anula lo obvio, sesgando nuestra percepción hasta el absurdo. Porque atribuir el nombre "mescalito" a la esencia espiritual (según las creencias shamánicas verdaderas) del peyote es, cuando menos, solo creíble para un incauto que desconoce (o decide hacer como que desconoce) las tradiciones indígenas de Mesoamérica. Pero todavía es más visible (y risible) el fraude tras atribuírselo a don Juan, que según el libro de Castaneda que afirma plasmar sus enseñanzas, era el mismo don Juan quien le dijo que prefería llamar al peyote "mescalito" cuando Castaneda pregunta si iba a enseñarle sus asuntos. Pero lo mejor de todo es que le exige a su aprendiz que haga lo mismo, es decir, llamarle "mescalito". Según el diario llevado a cabo ingirió peyote por primera vez el lunes 7 de agosto de 1961. La narración literaria nos cuenta que ese día se reunió con don Juan en su casa de Arizona. Allí estaba el maestro brujo guía reunido con otros 5 indios. Se suben todos a la parte trasera de una camioneta y viajan durante una hora a cierto lugar desconocido para que el autor del libro participara en una ceremonia shamánica. Pero debemos decir nuevamente presunta ceremonia, pues Castaneda decide llamar a esa reunión de brujos "mitote". Bueno, si bien es cierto que la palabra existe en México y procede del náhuatl "mitoti" con el significado de "bailarín", solo se acepta una definición por la RAE, donde se habla de "cierta danza indígena, en la que sus integrantes, asidos de las manos, formaban un gran corro, en medio del cual ponían una bandera, y junto a ella una vasija con bebida, de la que, mientras hacían sus mudanzas al son de un tambor, bebían hasta que se embriagaban". Pero sus verdaderas acepciones populares son: "melindre, aspaviento, fiesta casera, bulla, pendencia, alboroto". Por descontado que, hasta queriendo acogernos a la primera acepción (que más bien hace referencia a una danza indígena muy tradicional pero, parece ser que, un tanto extinta) es imposible asociarlo a lo narrado por Castaneda en ese presunto "mitote" primero al que asiste con don Juan y 5 indios más en pleno verano de 1961, pues el proceder que relata no tiene ni la más mínima relación con lo que era tradicionalmente un auténtico mitote en México, lo cual viene a ofrecernos una obvia conclusión: Castaneda se apropió del concepto y lo usó descontextualizándolo con la intención de hacer que lo narrado en su libro pareciera mesoamericano e indígena (pues afirma asistir con 6 indígenas en total a ese presunto encuentro peyotero ceremonial). De nuevo el pseudomitote inventado por Castaneda era una prueba de su aprendizaje donde don Juan vería si "mescalito" aceptaba con simpatía al nuevo aprendiz o lo rechazaba, pues la suposición real ficcionada por el autor es que "mescalito" escoge a quien está preparado y le cae en gracia o directamente lo rechaza, de ahí que Castaneda tuviera que ser puesto a prueba. Según el relato castanediano de la ceremonia (sin un solo viso de serlo a ningún nivel) todo consistió en un frasco con botones secos de peyote, que estaba en el suelo junto a su silla, por tanto se agachó para tomar un botón al azar y ponerlo en su boca, masticándolo. Hace una descripción bastante exacta de lo que implica tomar peyote, incluso en los detalles. Luego narra que se puso a jugar y a bailar con el perro que había en la casa durante el resto del tiempo que duraron los efectos del peyote. Aquel perro queda claro que es la manifestación metafísica de "mescalito" ante Castaneda en un estado alterado de conciencia ("realidad aparte" o "segunda atención") pero no lo especifica con claridad en el libro, jugando con una actitud enigmática por parte de don Juan y un humor grueso, dejando las preguntas de Castaneda sobre "mescalito" sin responder, pero ofreciendo la obvia respuesta implícita para que el lector se implique y la deduzca, aunque sosteniendo el suspense. Se trata de una impecable técnica literaria inequívoca. Y también por primera vez surge un tema ubicuo a la espiritualidad nueva era sincrética que apunta maneras mesiánicas, aunque no se desarrollarán hasta unos cuantos años después: la idea de que "mescalito" había decidido que Castaneda era el escogido. Esa idea de ser (no uno sino) el "elegido" siempre suele funcionar igual en todo sistema sectario de creencias: al principio se presenta como algo vago e indefinido pero luego se va concretando poco a poco por el tiempo hasta que ya no hay vuelta atrás. El caso castanediano cumple con todos los lugares comunes y requisitos de principio a fin. Por último el autor desarrolla la presencia espiritual de "mescalito" como un poder que actúa de protector y maestro, es independiente del ser humano por completo y a cada cual se le presenta de una forma distinta. Esa definición es muy similar a las usadas por los shamanismos de cualquier tipo, siendo una creencia (en este caso) confluyente pero sin mayor relevancia, pues cualquiera puede aprenderla y usarla sin problema (o atribuírsela a quien decida, como hizo Castaneda con su personaje literario protagonista y alter ego). Ya conté lo de "mescalito" como la patraña que es en la introducción y por tanto creo innecesario repetirme.


Los cuatro enemigos

Una de las ideas más originales y cacareadas del nagualismo castanediano también aparece en su primer libro: los cuatro enemigos. Pero la originalidad en gran parte solo será aparente en el continente aunque no tanto en el contenido. La verdadera genialidad de Castaneda volverá a ser presentarla como algo que pertenece a un contexto cultural y tradicional totalmente ajeno, haciendo una transformación conceptual cuasi alquímica (a pesar de no ser más que una triquiñuela literaria). A partir de aquí tropezaremos con varios conceptos que definirán la sensación positiva dejada en el imaginario colectivo por Castaneda y el contexto al que se lo atribuye sin darse nadie cuenta del verdadero trasfondo manipulado y lo peor de todo: absolutamente sesgado y descontextualizado. En principio el autor hace mención superficial del primer enemigo el 6 de agosto de 1961: el miedo. Es presentado como el primer enemigo natural que el hombre debe derrotar, pero no será hasta el domingo 15 de abril de 1962 cuando don Juan presuntamente desarrolla el tema. La pista clave para desenmascarar a Castaneda y localizar el origen de la idea con apariencia de genialidad reside en esa primera aproximación literaria y eufemística conceptual al lenguaje militar aplicado metafóricamente a la búsqueda espiritual como aprendizaje mistérico vital que inicia un arquetípico viaje del héroe para experimentar la no menos arquetípica transformación interior, donde el autor se presenta como un patoso estudiante de antropología (con la intención implícita de mostrar el raciocinio como un subproducto cultural de occidente para acabar rificulizándolo) que termina saliendo de su estrecho paradigma ultralimitado, condicionado e ignorante, para acceder a una "realidad aparte" de maravillas, sabiduría y misterios inefables (al principio) que luego acabará en realidad convirtiéndose en otra infumable versión decimonónica de la espiritualidad nueva era sincrética, cuya característica principal es apropiarse de conceptos vacíos pero eufónicos, al haber sido descontextualizados de todo su verdadero origen donde sí tenían un sentido y significado asociado a tradiciones populares, culturales y folclóricas. De esa manera se pierde el poder conmovedor y en el caso dado, la posibilidad tranformadora que pudiera tener la idea en origen, pues en origen formaba parte de toda una filosofía completa de vida, asociada a otros muchos conceptos e ideas que en la descontextualización se pierden. El caso de Castaneda con los cuatro enemigos y un par de conceptos más como mínimo, es paradigmático en lo afirmado ahora. Fíjate en el militarismo implícito de la idea: enemigos que el hombre debe derrotar. Pero luego sigue desarrollando el tema en esa línea militarizada. De entrada el miedo o primer enemigo natural del que será llamado "hombre de conocimiento" (pues la asociación en la aparición del miedo como primer enemigo es con el aprendizaje y por tanto el conocimiento) resulta ser un terrible enemigo, traicionero y enredado como los cardos. Si el individuo queda aterrado en su presencia y echa a correr huyendo, el primer enemigo habrá puesto fin a su búsqueda y aprendizaje. Esta cuestión no es baladí y tampoco se reduce a la indagación literaria que nos lleve al origen de la idea conceptual tras desenmascarar a Castaneda, sino que adquiere toda su dimensión cuando al final del primer libro el autor concluye su aprendizaje como brujo pseudoyaqui precisamente porque sucumbe a los cuatro enemigos, no implícitamente ni deducido por el lector sino afirmado rotundamente y con la mayor convicción vehemente por parte del autor, repitiendo tras pensárselo mejor (con la ayuda inestimable de Michael Korda y el negocio editorial) esta afirmación en varios libros posteriores. Pero volviendo al primer enemigo natural y a la inevitable pregunta del aprendiz de brujo a su maestro sobre qué puede hacer para superar el miedo, la no menos inevitable respuesta sencilla (muy sencilla) es no huir corriendo y desafiar al miedo dando el siguiente paso y los próximos, a pesar de su constante presencia, es decir, estando lleno de miedo pero sin detenerse. No se trata de una idea especulativa sino de una exclamativa regla y si se sigue al pie de la letra llega un momento en el que ese primer enemigo se retira. Pero llega el segundo: la claridad. Luego llegará el tercero tras ser derrotado de nuevo: el poder. El poder es considerado el más fuerte de los cuatro, siendo lo más fácil rendirse. Se habla en clave militar todo el tiempo: tomar riesgos calculados, hacer reglas, ser el amo del poder, perder la batalla, transformarse en alguien cruel y caprichoso. Pero si nuestra estrategia da resultado y lo vencemos entonces nos enfrentaremos al último enemigo: la vejez. Se trata del único enemigo al que no se puede vencer por completo, por eso es el más cruel de todos, pues solo se puede ahuyentar por un instante. Sí, parece brillante pero no suena para nada a brujo yaqui ni de lejos. Aunque libros sagrados de religiones como el hinduismo (la Bhagavadgita sin ir más lejos) usen abiertamente el lenguaje y el contexto militar aplicado a la religión y la espiritualidad o también tengamos manuales de estrategia militar con un trasfondo impregnado de ideas filosóficas chinas como El arte de la guerra del general Sun Tzu, en realidad don Juan suena más bien (en este y en otros conceptos posteriores incluso más explícitos) como Miyamoto Musashi, Yamamoto Tsunetomo e Inazō Nitobe. Sí, el trasfondo de las ideas más significativas, absorbentes y atrayentes del nagualismo castanediano en este primer libro no proceden en origen precisamente de Mesoamérica sino del Japón feudal y la conocida clase social samurái. Para darse cuenta hay que estudiar con atención y comparar literariamente los tres clásicos escritos por sendos autores citados: Go-rin No Sho (1643-1645); Hagakure (1709-1716); Bushidō (1905). La editorial Quaterni acaba de publicar hace un par de meses SAMURÁI. EL LIBRO DEFINITIVO donde se incluyen los tres clásicos (que yo sepa) por primera vez, en una excelente edición y a un precio inmejorable, con traducción de Juan José García Izquierdo. Lee atentamente los tres clásicos o códigos esenciales de la clase samurái y compáralos con los libros (especialmente iniciales) de Castaneda.


El camino con corazón

La siguiente idea conceptual aparece el lunes 28 de enero de 1963 y se convertirá en una de las más importantes para la esencia del nagualismo castanediano y sus fieles adeptos, aunque solo será al final el complemento superficial de la siguiente idea conceptual que también habla de un camino y quedó asociada de por vida erróneamente con Castaneda como si le perteneciera, lo hubiera inventado él o lo peor de todo: como si procediera de las tradiciones con las que no tiene relación directa alguna, lo cual solo genera confusión tras la inadecuada descontextualización de su verdadero origen y por tanto, la neutralización del sentido y significado profundo que le dio origen (incluyendo su valor transformador real en el caso de tenerlo). Cuando decidimos embarcarnos en alguna práctica espiritual es importante respetar el contexto original en el que se creó y se desarrolló la práctica, la creencia, la metodología o lo que sea, pues ese contexto abarca toda una serie de ideas y principios asociados estrechamente en simbiosis para poder obtener los resultados esperados. Si descontextualizamos perdemos la fuerza y el poder que podría tener para nosotros su aplicación y nos quedamos con un concepto e idea vacía que por sí solo no será capaz de llevarnos más allá de una repetición condicionante que nos atrapará en un bucle cerrado cuya dirección será entregar nuestra fuente de autoridad interna a una fuente de autoridad externa, de ahí que la moda posmodernizada del sincretismo descontextualizador presente en la espiritualidad nueva era acabe la aplastante mayoría de veces generando el mismo tipo de fenómeno sectario manipulador que tiene solo un resultado: extraviar a buscadores espirituales sinceros, auténticos y comprometidos. El nagualismo castanediano es uno de los ejemplos arquetípicos que cumple todos los requisitos, como sucede con herederos ideológicos muy similares a Castaneda (el calendario maya de las trece lunas fundado y liderado por José Argüelles [1939-2011] o la escuela del arco iris luego reformulada más recientemente como escuela chris gaia tras la reconversión ideológica de su fundador, Emilio Fiel "Miyo" en la década de 1990) que han usado ideas muy descontextualizadas de las mismas tradiciones mesoamericanas, e incluso del mismo Castaneda (en el obvio caso de "Miyo", al que Castaneda conoció, crispándole los nervios hasta el punto de recibir por parte del nagual el ridiculizador mote de "Fidelito Alemán" por su terquedad obtusa) para descontextualizarlas de la descontextualización inicial. Pero volviendo al "camino con corazón" el presunto don Juan le enseña a su aprendiz de brujo que siempre tenga presente que un camino solo es un camino y ninguno conduce a parte alguna. Así le convence de que su elección siempre debe ser un camino que tenga corazón y para ello debe preguntarse tantas veces como considere oportuno si aquel en el que decide estar lo tiene. Las palabras asociadas hacen referencia a una vida disciplinada como requisito indispensable para tener claridad y poder mirar cada camino de cerca y con intención, pues solo hay dos tipos: los que tienen corazón y los que no lo tienen. Aunque ninguno lleva a parte alguna, no obstante se debe elegir los caminos que tienen corazón, pues hacen gozoso el viaje y si lo sigues eres uno con él, mientras que el resto conseguirán que maldigas tu vida. Si bien un camino con corazón te fortalece, uno sin corazón te debilita. Bueno, obviando el hecho de la abstracción inconcreta pero eufemística que representa la popular idea divulgada por Castaneda en su primer libro (aunque en realidad no diga nada) más que don Juan Matus habla tanto Miyamoto Musashi como Yamamoto Tsunetomo en especial, siendo ambos la fuente primaria no solo de esa idea sino de la más importante que vendrá después. Al principio de la introducción a su libro y manual más conocido Go-rin No Sho o El libro de los cinco anillos (otra idea y concepto que sospechosamente también usará Castaneda como "anillo de poder" de manera literal en su obra posterior ya reconvertida abiertamente en literatura nueva era) el famoso guerrero japonés del Japón feudal Miyamoto Musashi (1584-1645) afirma esto: "he estado muchos años entrenando en el camino de la estrategia". Unas líneas más abajo dice: "desde joven mi corazón se inclinó hacia el camino de la estrategia". Una página después continúa con estas palabras: "después de eso, estudié mañana y noche en busca del principio, y llegué a comprender el camino de la estrategia cuando tenía cincuenta años. Desde entonces, he vivido sin seguir ningún camino en particular". Como veremos si seguimos estudiando por nuestra cuenta y aplicando un poco de pensamiento crítico a la obra literaria de Castaneda (compuesta por 13 libros) la idea de Camino (en mayúsculas) solo tiene una importancia crucial en Japón y tanto la filosofía como las tradiciones japonesas, en particular las asociadas a las artes marciales, cuyo sentido y significado se plasma en el sinograma kanji (los sinogramas usados en la escritura del idioma japonés) Dō, traducido como "Camino", aunque en realidad no hace referencia a una elección particular para recorrer sin más sino a un compromiso espiritual y filosófico de por vida para obtener resultados, con la intención exacta de ser precisamente un "camino con corazón" en referencia metafórica a lo espiritual, derivando la creencia de ese ámbito como ubicado el espíritu, alma o esencia vital en el pecho y no en la cabeza. Lo afirmado no significa que en China, por ejemplo, la idea de Camino en mayúscula no tenga importancia (sobre todo en el confucianismo) sino que es en Japón donde adquiere la influencia principal de su filosofía explícita de vida y práctica espiritual comprometida. Aunque esto debo matizarlo, pues el origen chino de la idea conceptual es Tao (o Dao en pinyin) lo cual significa que estamos ante el concepto (o uno de ellos, según la orientación filosófica elegida) más significativo de las creencias chinas, siendo Dō la lectura on (u on'yomi) japonesa. La matización viene dada para poder entender esa importancia que nos dirige hacia Castaneda y el uso descontextualizado que hizo, pues solo en Japón (como ya dije) hace referencia específica y explícita al camino infinito del aprendizaje de un arte, implicando un entramado de sabiduría, tradiciones y principios éticos inamovibles, con ciertas características normativas especializadas, que sean transmisibles, universales y con autoridad. Todo ello queda resumido en la descontextualización castanediana que intentó reducir la concepción japonesa de Dō en una aparente conversación de aprendizaje brujo con don Juan, que tiene un efecto e impacto literario inequívoco pero es fácilmente rastreable si conocemos a fondo la filosofía japonesa, especialmente la feudal y relacionada con la clase samurái. Si bien el "camino con corazón" es la forma literaria inicial para transmitir estas ideas descontextualizadas para ser apropiadas, todavía mejorará la cosa haciéndose más explícita y fácil de localizar, desenmascarándola un par de conceptos e ideas más adelante para cerrar su primer libro. Aunque también hay una posibilidad bastante menos compleja y plausible: Castaneda pudo simplemente copiar esta idea de una cita atribuida al Popol Vuh, en quiché Popol Wuj o Libro del consejo; libro sagrado de los mayas guatemaltecos (no de los mexicanos yaquis en principio ni toltecas después, como pretendió afirmar con vehemencia y convicción a lo largo de todos sus libros), publicado originalmente entre 1701 y 1703, estando compuesto por un compendio de narraciones míticas, legendarias, religiosas, astrológicas, étnicas y también históricas mezcladas.


Volar como un cuervo

El domingo 27 de enero de 1963 aparece por primera vez una de las ideas que más acercan el nagualismo castanediano a su presunto origen cultural mesoamericano: la capacidad de "volar" usando plantas de poder, lo cual implica un "vuelo" metafórico provocado por una alteración psicoactiva de la conciencia, mediada por el uso de alcaloides psicotrópicos que, entre otras cosas, producen el efecto perceptivo distorsionado de estar "volando". Es lo que se llama en este contexto "vuelo shamánico". Pero lo significativo en el caso castanediano (como todo lo que aportó) reside en la ficción literaria construida alrededor de esa idea, cuya aproximación inicial externa es lo más parecido hasta el momento a los verdaderos shamanismos mexicanos, pero luego se desvía hacia una licencia literaria que de nuevo acaba distorsionándolo todo. Su primer "vuelo" se produce el jueves 4 de julio de 1963 tras untarse el cuerpo desnudo con un ungüento realizado a base de ciertas plantas (datura en concreto) para simular el "vuelo" de las brujas medievales. Aquí es donde volvemos a tropezar con lo afirmado por un servidor más arriba: Castaneda toma prestada esa harto improbable licencia literaria que no va más allá de un golpe de efecto brujeril para consolidar su hipotética experiencia de "vuelo shamánico" equiparándola con uno de los más sospechosos mitos de toda la Edad Media y parte del Renacimiento, llegando incluso hasta la Ilustración a nivel residual, en la Europa cristiana (primero católica donde nace el mito de las brujas y el satanismo asociado, pero luego también protestante, donde el mito se sigue llevando hasta los extremos genocidas conocidos). Es cierto y conocido que muchos pueblos no solo mesoamericanos usan las llamadas plantas de poder (plantas con un contenido alto en alcaloides visionarios por sus efectos psicotrópicos y psicoactivos) sacralizadas en contextos shamánicos. Pero el uso de cactos y hongos principalmente (también lianas y otro tipo de plantas), dista mucho de lo afirmado por Castaneda, en especial si se lo atribuye a un presunto brujo yaqui de Sonora. La duda que debe despertar en cualquiera ante la patraña afirmada por Castaneda nace de la esencia que trae su primer hipotético "vuelo": el uso de datura innoxia o toloache mexicano. Ahí estuvo rápido de reflejos el autor peruano, pues la planta se confunde siempre con el estramonio (datura stramonium) que sí se usa de manera restringida en algunas poblaciones nativas americanas, pero fumando las hojas (que eran usadas en los altares) por parte de shamanes y mezclándolas con tabaco para entrar en trance. Aunque el uso ritual más extendido se encuentra en la cultura mapuche de Chile, donde existe la práctica de suministrar solo una vez en su vida la planta de estramonio a los niños, cuyo nombre es "Miyaye" en idioma mapudungun. La práctica busca predecir el futuro del niño según el comportamiento que muestre bajo los efectos de la planta. En el caso del toloache existen referencias del médico y botánico español Francisco Hernández de Toledo (1515-1587) sobre el uso que presuntamente hacían los aztecas de la planta mucho antes de la conquista de México, aunque con efectos medicinales, principalmente en forma de cataplasmas para obtener una sensación analgésica en las heridas, previniendo los mismos aztecas de su uso incorrecto en cualquier otro contexto, al provocar la locura. No obstante parece ser que algunos amerindios lo han usado en los verdaderos mitotes como fiestas lúdicas, pero no en contextos shamánicos ni como indica Castaneda que la usó (junto con otras plantas) para crear un ungüento, untárselo y "volar" como un cuervo (solo le faltó la escoba para cerrar la broma y burla). Es fácil usar cactos y hongos pues si su psicoactividad es elevada cuando contienen alcaloides psicotrópicos, la letalidad física es baja o nula incluso (pues la cantidad letal es demasiado elevada como para peligrar la vida de quien ingiere estas plantas) pero no sucede lo mismo con las solanáceas, como es el caso de las daturas (tanto si se trata de toloache como si se trata de estramonio) que contienen alcaloides tropánicos (atropina, hiosciamina y escopolamina) cuya ingesta en pequeñas cantidades tiene efectos alucinógenos (literalmente) pero en mayor cantidad (muy difícil de diferenciar) provoca reacciones anticolinérgicas y causa el síndrome atropínico que puede llevar a la muerte si no es tratado de inmediato. El golpe literario de efecto que recrea (inventa) Castaneda en su primer libro es para introducir una fascinante conversación con su don Juan sobre la experiencia de "volar como un cuervo", donde juega con la realidad física alucinatoria y la imaginación metafísica materializada, para acabar insinuando que la experiencia fue totalmente real a nivel empírico y material (pues a la última pregunta de Castaneda sobre qué hubiera pasado si se ata una roca con una pesada cadenota, la respuesta inequívoca de don Juan es que habría volado cargando la roca con su pesada cadenota).


El camino del guerrero

La última idea conceptual del primer y último libro (por ser una obra cerrada según afirma el propio autor en ella) que resume toda la esencia primordial del nagualismo castanediano es "el camino del guerrero". De nuevo fue don Juan (según nos cuenta Castaneda en el libro de sus presuntas enseñanzas) quien afirmó en varias ocasiones que un hombre de conocimiento era un guerrero. La idea de todo su aprendizaje brujo hipotéticamente yaqui o mesoamericano por extensión reside en ser "el camino del guerrero". Desde entonces tanto Castaneda como los seguidores (y simpatizantes) de sus ideas se han dedicado a pregonar eso mismo como finalidad última y aquello en lo que convertirse cuando se elige el compromiso con el nagualismo castanediano. No solo el concepto y la idea en sí es repetida por el autor peruano atribuyéndosela a su informador y maestro mexicano varias veces, sino que también está presente en el análisis estructural de la segunda parte del libro, siendo el primer y único intento de presentar su invención como algo académicamente creíble para dar apariencia de veracidad empírica objetiva. Pero nuevamente (y ahora mucho más que antes) estamos ante el mismo caso exacto que nos pasó con el anterior "camino con corazón". Atribuir el concepto e idea "camino del guerrero" a cualquier tradición que no sea japonesa es apropiación indebida y un curioso pero inequívoco fraude embaucador como pocos, pues el origen real del concepto y la idea que pretende transmitir solo se halla de manera explícita (y de nuevo) en la clase samurái del Japón feudal, donde se desarrolló filosófica, religiosa y culturalmente a fondo. Eso no significa que nadie pueda usar el concepto descontextualizándolo si le apetece para aplicarlo en otros ámbitos que no tengan relación alguna con su origen. El problema (en este caso) reside en pretender que es la parte fundamental de un aprendizaje brujo yaqui al principio y tolteca al final, afirmándolo taxativamente. Eso es una flagrante mentira, una estafa, un engaño y una deliberada manipulación intencionada por parte del autor y fundador de toda una cosmovisión y antropovisión vendida como genuina cuando solo es otro fraude más de tantos en la espiritualidad nueva era, especializada después en este tipo de embaucamiento que debe ser desenmascarado. Luego, con el conocimiento real a disposición de todo el mundo, cada cual debe elegir libremente lo que quiera hacer con ello. Pero (por descontado) el nagualismo castanediano (independientemente de la decisión que tomemos frente a él) no tiene nada que ver con el verdadero, auténtico y genuino Camino del Guerrero. Se trata solo de un eufemismo que, debido a su éxito editorial, fue explotado comercialmente por Castaneda para apropiarse algo que no le pertenecía. Para entender mi línea argumental hay que conocer primero la verdad de los hechos y luego comparar exhaustivamente con honestidad (al menos intelectual) el origen real de una idea contextualizada y su desvirtuación ilegítima (puesto que no se citan las fuentes originales y se pretende atribuir a un origen falso) descontextualizada. Lo considero de la mayor importancia, ya que el nagualismo castanediano se vende fraudulentamente como lo que no es, diluyendo la idea de "guerrero" en metáforas sin efecto real y que ni siquiera respetan la esencia verdadera de su origen (como sí hacen, por ejemplo, las artes marciales). El origen real y verdadero del concepto es Japón y su nombre en japonés es Bushidō. La traducción literal usada en Occidente es "Camino (Dō) del Guerrero (Bushi)". Pero en el origen conceptual de la idea el bushi o guerrero no era un ideal metafórico elevado al metafísico mundo inocuo de la espiritualidad acomodada en la posmodernidad, donde todo se transforma en un producto lúdico de consumo para llenar el poco tiempo vacío y combatir únicamente el aburrimiento (como sucedió con Castaneda y su multimillonario negocio editorial si nos atenemos a los verdaderos hechos de la vida y la muerte real que tuvo). El bushi o guerrero era un samurái, cuyo significado literal es "aquel que sirve". Se trataba de una clase social perteneciente al Japón feudal. Si bien el origen de la palabra se remonta al siglo VIII de la Era Común, el inicio de la sirviente clase social no surgirá hasta el siglo X, consolidándose a finales del siglo XII. Aunque el máximo esplendor les llegaría entre los siglos XV y XVI. La clase social estaba compuesta por caballeros leales al servicio del soberano feudal más poderoso de la historia de Japón entre los siglos X y XIX, conocido como Daimio. Estos caballeros sirvientes o samurái eran bushi, es decir, guerreros literales porque desarrollaron una habilidad y pericia elevada con las armas (al surgir y alcanzar su esplendor en la época más violenta y caótica de la historia japonesa). Pero no solo eran jinetes expertos con un dominio absoluto del arco y la espada, sino (y aquí viene el quid de la cuestión) que tenían una refinada educación y lo más importante de todo: se regían por un estricto código ético y de honor, convirtiéndose en una profunda filosofía comprometida de vida que, por el tiempo, pasó a formar parte del carácter japonés. El problema surgido en torno al nagualismo castanediano cuando su creador intentó apropiarse de un fascinante concepto que no le pertenecía pero hizo furor entusiasta entre sus lectores primero y fieles devotos después, es la descontextualización castrante que aplicó para solo llevarse el concepto eufemístico y llenarlo con sus torticeras ideas, dejando de lado los verdaderos valores y principios éticos del Bushidō o auténtico y genuino Camino del Guerrero, como justicia, respeto, coraje, honor, compasión, sinceridad o lealtad. Pero solo tenemos que hacer un único esfuerzo de investigación comparativa para descubrir el engaño, analizando las palabras de Miyamoto Musashi y Yamamoto Tsunetomo principalmente, con las palabras que Castaneda pone en boca de don Juan, para comparar no la exactitud literal de lo dicho (pues entonces sería plagio y no ficción literaria) sino el tono, el énfasis, las intenciones, la esencia pedagógica y sobre todo las similitudes y sospechosas semejanzas. Por ejemplo, a modo orientativo, según don Juan hay 4 enemigos de un hombre de conocimiento: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. Pero también hay 4 conceptos en la idea de un hombre de guerra: 1. Un hombre de conocimiento debía tener respeto; 2. Debía tener miedo; 3. Debía estar bien despierto; 4. Debía confiar en sí mismo. Casualmente (o no) en el libro de la tierra (primero del libro de los cinco anillos) Miyamoto Musashi afirma que hay 4 caminos por los que los hombres transitan a lo largo de la vida: como caballeros, agricultores, artesanos y comerciantes. Luego desarrolla brevemente las características de cada camino. En principio podría ser una mera coincidencia al usar el número 4 y ello no tendría mayor importancia si no fuera porque las similitudes y semejanzas con otros contenidos son altamente improbables y sospechosas. El comienzo del libro de la tierra citado afirma que "la estrategia es el arte del guerrero". Más adelante, en otros libros posteriores, Castaneda desarrollará conceptos estratégicos por completo y los aplicará a su invención nagualista como parte fundamental en el "camino del guerrero" castanediano ("el arte del acecho" en particular es un claro ejemplo). Luego sigue afirmando Musashi que "en el mundo de hoy, no hay guerrero que comprenda verdaderamente el camino de la estrategia", algo también compartido por el nagualismo castanediano en el trasfondo esencial de sus ideas. Es muy importante el trabajo exegético de estudio comparado que cada cual deberá hacer por su cuenta, pues requiere mucho tiempo y dedicación. Pero a cada paso que damos vemos con claridad (o no) las semejanzas y sospechosas similitudes, en especial con conceptos abiertamente copiados que aparecerán en libros posteriores ("tener a la muerte como consejera" será la copia literal más obvia en el caso del que he hablado aquí). Poder ver las evidencias dependerá sobre todo de la gestión que cada cual sea capaz (o incapaz) de hacer con sus propios sesgos cognitivos. Don Juan (en la pluma de Castaneda) afirma que "la existencia de un hombre de conocimiento era una lucha incesante, y la idea de ser un guerrero, viviendo una vida de guerrero, le proporciona a uno los medios para alcanzar estabilidad emotiva. [...] Por tanto, ser un guerrero era una forma de autodisciplina [...] y [...] una postura en la cual los intereses personales se reducían a un mínimo". Al leer los tres clásicos o códigos esenciales de la clase samurái y compararlos luego con las presuntas enseñanzas de don Juan en el primer libro escrito por Castaneda, veremos que el trasfondo, las ideas, los énfasis y las intenciones son las mismas, lo cual me lleva a concluir que no hay inusualidad original en un don Juan, sino invención literaria descontextualizada cuya inspiración está copiada aunque reinterpretada en este (principalmente) y en otros conceptos cruciales del nagualismo castanediano. Debido a la extensión que requeriría (siendo ya larga y considerable) no es mi intención extenderme más, sino estimular el estudio exegético comparativo por parte de cualquier buscador sincero o persona interesada de alguna manera en el nagualismo castanediano. 


Y aquí terminan los conceptos e ideas aportadas por el primer y significativo libro de Castaneda que marcó un punto de inflexión a varios niveles, inaugurando una moda literaria condicionante en la espiritualidad nueva era, para dar cancha de sobra a estafas, fraudes, engaños, manipulaciones y un ubicuo movimiento sectario diverso en las apariencias pero mimético en su modus operandi que, como puso de moda Castaneda (otros lo hicieron antes pero no tuvieron la repercusión castanediana, por ejemplo, Lobsang Rampa, pseudónimo literario embaucador de Cyril Henry Hoskin [1910-1981]), se adelantó unas décadas a esta época actual de noticias falsas, conspiranoias suspicaces y posverdad, cual auténtico pionero.

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