Un eterno agradecimiento a Riotrankilo
(Gustavo Giner González)
Como siempre ha sucedido desde que nos conocemos (allá por finales de 1992, aunque la amistad no la iniciamos hasta mediados de 1997), Gustavo ha sido mi único amigo íntimo lectobibliófilo de verdad, con el que pude, no solo compartir mi lectobibliofilia, sino profundizar en ella hasta unos lugares insospechados que jamás hubiera imaginado.
Si bien es cierto que al principio de la amistad yo estaba solo absorbido y deslumbrado por el orientalismo, la espiritualidad y el esoterocultismo, apenas un par de años y medio después las cosas cambiarían esencialmente, en conjunción con todas las vivencias que estábamos experimentado, pues juntos (con el otro amigo íntimo, su primo Charly, gracias al cual conocí a Gustavo, pues era compañero mío en el colegio), nos iniciamos en la psiconáutica o exploración de la mente humana mediante el uso de sustancias psicodélicas aunque, por facilidad y accesibilidad dentro de un mundo estigmatizado y controlado de manera infantilizante por el Estado, acabamos centrados en lo único que pudimos conseguir: la expansión exploradora de la conciencia con hachís (primera etapa) y lo mismo pero con marihuana (segunda etapa).
Aunque ahora los canabináceos están más normalizados y aceptados (aunque sigue vigente el contraproducente moralismo hipócrita estatalizado que no regula, sino que prohibe arbitrariamente, pues... ¿Tiene algún sentido regular en lugar de prohibir el alcohol y el tabaco, prohibiendo en lugar de regular el hachís, la marihuana, los hongos pilocibios, la LSD o la MDMA?) pero hace un cuarto de siglo las cosas pintaban de otra manera a nivel social y no solo existían prejuicios infundados, sino que la creencia popular devaluaba estas "herramientas" cognitivas psicofarmacológicas de autoexploración, como cosas de "yonquis" y "quinquis", intentando generar una percepción o concepción peyorativa que asociaba las drogas a la ignorancia, la inconsciencia y la delicuencia.
Yo tampoco tenía muy buena opinión sobre el tema, dejado llevar por la presión del grupo en la adolescencia, hasta que mi despertar intelectual me dirigió a descubrir los escritos y opiniones del "Escota", es decir, el filósofo y escritor español Antonio Escohotado Espinosa (1941-2021), uno de los seres humanos más lúcidos y enriquecedores que encontré en mi juventud temprana, el cual me ayudó a entender que las cosas no son por definición blanco o negro. Él dejó en evidencia que no, evidentemente las drogas no son en exclusiva un cliché de opinión social moralista pero subjetiva, sacándome de una idea limitante y reduccionista, con su primera reflexión: ¿Las drogas están asociadas a los bajos fondos y la delincuencia por sí mismas o por el tratamiento legislativo que decide prohibir en lugar de regular algo que forma parte de la experiencia humana desde el principio de los tiempos? Esa reflexión inicial hizo que abriera mi mente y soltara prejuicios, descubriendo a partir de entonces a otros pensadores como Ernst Jünger (1895-1998), Albert Hofmann (1906-2008), Alexander Shulgin (1925-2014), Jonathan Ott (1949-2025) o Stanislav Grof, entre otros muchos. Y todo ello sucedió durante los primeros 2 años y medio de amistad con Gustavo y Charly.
Me fumé mi primer porro de hachís un domingo por la tarde, a finales de 1999, con Gustavo, en la habitación interior del refugio abandonado de una cantera situada en un paraje natural de las montañas del interior de la provincia de Alicante, escuchando la expansiva música experimental, electrónica y New Age del primer álbum del proyecto musical Enigma, creado por el músico y compositor rumano nacionalizado alemán Michael Cretu apenas una década atrás, en un radiocasete-CD a pilas. Esa experiencia nos unió mucho más y simultáneamente empezaron los viernes vespertinos dedicados a los descubrimientos literarios lectobibliófilos, en la cabaña que cubría el nacimiento de una fuente natural, en otro paraje montañoso cercano. Fue gracias a Gustavo, sin duda, como salí de mis temas fetiche hasta el momento, para meterme en las vanguardias literarias contraculturales. Sin él ni sus descubrimientos, jamás habría llegado a mi vida Jack Kerouac (1922-1969), ni Allen Ginsberg (1926-1997), ni William S. Burroughs (1914-1997), ni siquiera Hunter S. Thompson (1937-2005) o Timothy Leary (1920-1996); tampoco Robert Anton Wilson (1932-2007), que llegó gracias a su amigo íntimo Leary, con el que colaboró en no pocas ocasiones.
Tal vez mi gran descubrimiento y aportación a nuestros encuentros vespertinos de los viernes que finiquitaron el siglo XX y dieron comienzo al XXI fue Charles Bukowski (1920-1994), casi 3 años después, visto lo visto en perspectiva y lo que sucedió en la recta final de nuestra amistad presencial con el relato poético y la escritura.
Como si fuera un uroboros literario o serpiente alquímica que se muerde la cola, el otro día vi el mejor poemario bukowskiano que se publicó a mi juicio (opinión compartida por Gustavo) en su BPP-M. Hace 2 décadas tuve un ejemplar de la primera edición, pero acabé regalándoselo a un auténtico bukowskiano que conocí en 2012 en el barrio de Benimaclet de Valencia, amigo íntimo de un colaborador del proyecto Actitud Consciente. Cuando el otro día lo vi en el registro de su BPP-M, se me iluminaron los ojos.
Por descontado que, tras enviarme las fotos de su escueta pero fascinante BPP-M, de inmediato Gustavo añadió que si algo de lo que veía me gustaba, ipso facto me lo enviaba. Puse el poemario bukowskiano en el "carrito" gineriano y me llamó la atención Rober Wido, del que Gustavo tuvo el inmenso placer de hablarme largo y tendido. Le dije: "ponlo también, que me lo llevo". Y ayer llegó el primer mensaje de Correos, tras no poder recoger el paquete por estar ausente. Esta mañana llegó el segundo con la disponibilidad en la oficina y he pasado a por él.
Así que Bukowski genial, pero me espera Rober Wido con su breve aunque, al parecer, brutal libro. Ya he sido advertido por mi lectobibliófilo amigo íntimo en privado y su criterio va "a misa" (negra) sin duda. Así que estas 2 "joyas de la corona" pertenecientes a la BPP-M de Gustavo ahora han sido "trasvasadas" y forman parte de mi BPP-D.
Gracias, Bro, por tantos años de buen rollo, muchísimas risas, experiencias inolvidables y una literaria y psiconáutica amistad eterna que trasciende el tiempo y el espacio.
¡Que buen amigo! le has pedido a la carta😂 lo más divertido como siempre las fotos, es que haces un proceso de recogida brutal.
ResponderEliminarTotal. Y porque no quise más, si no me envía todo lo que le pida. Sí, Gustavo es así de siempre. Me encanta dónde pones el ojo y lo que te gusta de la forma de escribir y plasmar los artículos que tengo, destacando las fotos.
EliminarQue humilde por tu parte decir que tú gran descubrimiento fue Bukowski, que si bien es cierto que fue el gran tesoro, debo decir que lo tuyo no fue un simple descubrimiento si no una fuente inagotable de ellos, vale que yo puse a Jack pero dudo que hubiese seguido indagando en ese mundillo yo solo, el hecho que tú estuvieses ahí supuso una espiral en la que un autor te llevaba a otro y ese otro a otro y así sin parar en una atracción literaria que no cesaba nunca y detrás de casa esquina aparecía siempre algo mejor que lo anterior.
ResponderEliminarNi que decir de cómo me abriste las puertas a la espiritualidad, el orientalismo,el esoterocultismo, el chamanismo y otras artes como decias en el post y que fueron tan esenciales para lo que vendría después.
El gran descubrimiento para mí no fue Hank ni ninguno de los otros, para mí el gran descubrimiento fuiste tú y todo lo que te acompañaba. Y nuestra amistad lectobibliofila plagada de música, cielos estrellados, noches eternas, carreteras de segunda, vertederos, ruinas, rituales, risas elevado al infinito, psiconautia y mil movidas más que no cabrían aqui, está plagada mágicamente no solo por la lectura y el amor a los libros si no peyoticamente por la escritura y el amor a escribir, sin duda
Sin palabras: 🙏.
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