viernes, 15 de agosto de 2025

Thomas M. Disch (1940-2008)

Cuando hablamos literariamente de ficción científica o ciencia ficción para la mayoría, pocos acontecimientos son tan relevantes a nivel histórico como la llamada Nueva Ola (New Wave en inglés original). 

   Esta corriente literaria sin la que no es posible entender correctamente la ficción científica surgió a mediados de la década de 1960 en el Reino Unido y se extendió durante toda la década de 1970 en Estados Unidos, aunque las fechas principales abarcan de 1965 a 1972. Se considera el periodo de mayor experimentación literaria dentro de la historia del género, de ahí su importancia.

   El origen de la disruptiva Nueva Ola tuvo lugar en el contexto de la revista británica 'New Worlds', una de las mejores publicaciones del género entre 1946 y 1971. Obtuvo el Premio Hugo a la mejor revista profesional (el más importante en la literatura de género) en 1957, tras 6 nominaciones. Esta emblemática creación literaria tuvo 2 fases de edición, la primera dirigida por el editor británico especializado en ficción científica John Carnell (1912-1972), entre 1946 y 1963. La segunda fase, que es la fundamental para entender la Nueva Ola, fue dirigida por el significativo escritor de ficción científica y fantasía británico Michael Moorcock (nacido el 18 de diciembre de 1939 y todavía vivo), entre 1963 y 1971. Además de un magnífico escritor considerado el renovador de la literatura fantástica (y uno de sus mejores autores) es también editor, periodista, crítico literario, compositor y músico. A partir de 1976 intentó retomar la publicación de la emblemática revista, tras su desaparición un lustro atrás, extendiéndose hasta 1996. Y fue precisamente en el seno de esta revista, gracias al trabajo e impulso editorial de Moorcock, donde se generó el mayor momento álgido de experimentación creativa en la ficción científica.

   La característica principal de la Nueva Ola fue una disrupción de los temas que habían caracterizado y encorsetado la ficción científica en las 2 "edades" anteriores (Edad de Oro [1938-1950] y Edad de Plata [1951-1965]), que le dieron sus características esenciales al género, a destacar las óperas espaciales, basadas en la navegación interestelar, los imperios galácticos, las confrontaciones bélicas a escala cósmica y una primera aproximación a la inteligencia artificial humanoide en forma de robots (término acuñado por el pintor, escritor y poeta checo Josef Čapek [1887-1945], pero popularizado por su hermano, el también escritor checo Karel Čapek [1890-1938]). Otra de las obsesiones que marcaron las 2 "edades" (aunque más la de Plata) fueron las invasiones alienígenas extraterrestres de la tierra.

   La Nueva Ola se apartó de estos clichés por completo para dedicarse a la plena exploración de la subjetividad humana, incluyendo la naturaleza de la consciencia y la realidad, los estados mentales, el solipsismo filosófico (postura subjetivista extrema para la cual solo existe aquello percibido por el sujeto) o la relativización moral, acorde a los tiempos que corrían y la serie de convulsiones sociales experimentadas en Occidente, especialmente en los países anglosajones.

   La primera obra que marcó un intenso punto de inflexión en la Nueva Ola fue la novela Incordie a Jack Barron (La Factoría de Ideas, Madrid, 2005) de Norman Spinrad, publicada originalmente en 1969 por Michael Moorcock de forma serial en la citada revista 'New Worlds', que tuvo efectos políticos reales al despertar la ira de varios miembros del Parlamento británico.

   Entre los variados autores jóvenes que empezaban su carrera literaria y se convertirían en referentes de la Nueva Ola destacó por méritos propios sobrados Thomas M. Disch, el protagonista un tanto olvidado (o al menos no tan conocido fuera de los aficionados al género) de este artículo que lo rememora y reivindica. ¿Quién fue este significativo autor?

   Thomas Michael Disch nació el 2 de febrero de 1940 en Des Moines, Iowa, Estados Unidos y falleció el 4 de julio de 2008 en Nueva York, Estados Unidos debido a una herida por arma de fuego. Fue un significativo escritor de ficción científica y terror que también incursionó en la poesía o la crítica periodística especializada en ópera y teatro. Aunque no fue un autor muy prolífico, sus obras están aclamadas por la crítica y los especialistas, ya que se convirtió en un referente de la ficción científica y la literatura.


   Se dio a conocer en la década de 1960 al empezar a publicar en las revistas del género. Su primera novela, titulada Los Genocidas (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974) fue publicada originalmente en inglés en 1965 y marcó un punto de inflexión, definiendo lo que sería el estilo literario propio de Disch encuadrado dentro de la Nueva Ola, apuntando temas concretos que luego desarrollaría a fondo, tanto dentro de la ficción científica como del terror, a destacar una visión crítica de la religión y sus contradicciones o el excepcionalismo humano y sus distopías políticas. Esta ópera prima es bastante curiosa, pues el argumento y el trasfondo se encuadra en una invasión alienígena peculiar del planeta tierra, por parte de una especie de plantas gigantescas (un billón de esporas al parecer) que crecen y se multiplican con mucha rapidez, agotando los nutrientes y recursos del planeta, pero con una enorme inmunidad a cualquier tipo de ataque, incluyendo a los seres humanos. La clave para ser considerada una obra emblemática de la Nueva Ola reside en los problemas ocasionados por esta invasión y especialmente en el comportamiento de los protagonistas, donde se presentan por primera vez las temáticas que obsesionarán al autor, desarrollándolas a fondo durante su poco prolífica pero muy significativa trayectoria.


   Tras un comienzo tan espectacular, Thomas M. Disch publicaría otras 2 obras fundamentales para entender la Nueva Ola, en los siguientes 7 años, consideradas sus mejores trabajos y 2 pilares literarios axiomáticos de la ficción científica.

   La Casa de la Muerte (Intersea Saic, Buenos Aires, 1976) fue publicada originalmente en inglés en 1968. La siguiente edición como Campo de concentración (Adiax, Barcelona, 1983) fue más fiel a la original y desde ese momento se tradujo en las siguientes ediciones con el mismo título, traducción literal del inglés. En este caso estamos ante una genuina distopía política esencial en la ficción científica pero con el característico y crítico sello dischiano impreso, que recorrería toda su breve producción: una profunda reflexión sobre el ejercicio coactivo del poder ejercido por humanos en pro de sus intereses personales presentados como beneficio para la comunidad (socialización versus individualismo), la arbitrariedad contradictoria de las creencias religiosas y esa oscuridad que siempre anida en lo más íntimo de nuestro comportamiento cotidiano pero solo se manifiesta explícitamente en situaciones extremas al límite, los 3 pilares a tener en cuenta para leer y entender correctamente la literatura dischiana a mi juicio. También inauguraría Disch con esta obra maestra otro de los aspectos primordiales de la experimentación literaria característica de la Nueva Ola: los monólogos internos subjetivos de los personajes protagonistas en primera persona, reflejando las ideas, preocupaciones y reflexiones del propio autor.

   334 (Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1993) fue publicada originalmente en inglés en 1972. Junto con las otras 2 obras citadas más arriba se considera una de sus mejores creaciones. En este caso estamos ante una lúcida mirada dischiana al futuro que no ha perdido vigencia a pesar del medio siglo transcurrido desde que fue publicada por primera vez. El singular libro se puede leer como una novela o como una colección de 5 relatos cortos entrelazados y un relato más largo que da título al libro, aunque se prestan también a una lectura independiente, con una presentación utópica pero simultáneamente distópica en el trasfondo, basada en las intimidades (situaciones cotidianas, ilusiones, preocupaciones, esperanzas, problemas) de varias personas anónimas y convencionales que habitan el bloque de apartamentos 334 de Nueva York, aproximadamente entre un 2012 y un 2026 imaginario (aunque se suele dar 2025 como la fecha exacta) que todavía estremece a sus lectores por la verosimilitud del ejercicio literario que desplegó Disch, en comparación con el 2025 real de la actualidad, donde la despreocupación e ignorancia de la sociedad por todos los personajes protagonistas, hace que la libertad de sus vidas se convierta en una prisión de soledad entre 4 paredes, donde nunca son dueños de sus vidas, a pesar de todos los presuntos avances sociales que la sociedad estadounidense retratada por el autor ha conseguido en el libro (normalización de la homosexualidad, uso libre y legal de los psicofármacos, facilidad de las relaciones sexuales con la prostitución legalizada). Debido a la superpoblación se ha implementado un programa obligatorio para el control de la natalidad y también existe un estado del bienestar que se que se encarga de cubrir las necesidades básicas a través de una ubicua agencia estatal, pero (y aquí reside la genialidad de la obra) con una acentuada diferencia de clases entre los que se benefician de esa asistencia social (básicamente todos los personajes protagonistas de la novela) y los verdaderos profesionales. Con esta obra la pluma dischiana remata sus obsesiones, temas recurrentes e intereses personales, alcanzando la cumbre literaria.

   Aparte de las 3 obras maestras reseñadas, también es necesario señalar su novela En Alas de la Canción (Bibliopólis, Madrid, 2003), publicada originalmente en inglés en 1979, pues no solo está considerada otra obra maestra por no pocos críticos literarios, sino que el eminente y reconocido crítico y teórico literario estadounidense Harold Bloom (1930-2019) la incluyó dentro de lo que él consideraba el "canon occidental". Se trata de una sátira política distópica en la línea de 334. A pesar de que algunos incluso han llegado a considerarla su mejor obra maestra (el caso citado de Bloom es muy elocuente), fue un fracaso comercial.

   Personalmente me sorprendió, fascinó, anonadó y regocijó sobremanera EL CURA. NOVELA GÓTICA (Berenice, Córdoba, 2007) publicada originalmente en inglés en 1994. La encontré hace un lustro aproximadamente en la librería Códex de Orihuela como un saldo perdido, que me costó 5,95 euros. Impactante novela a medio camino entre el suspense psicológico y el terror, se trata de un profundo ejercicio de subjetivismo radical donde el autor prácticamente se despide de sus lectores diseccionando uno de los grandes temas que caracterizaron su pluma, aunque lo llevó hasta el último extremo: las contradicciones inherentes a todo credo religioso, aprovechando para explorar la oscuridad más abyecta del ser humano a través de uno de los mayores problemas intolerables que caracterizan al cristianismo, especialmente a la Iglesia católica: la pederastia y el abuso sexual, así como las violaciones de menores en el seno clerical. Esta obra, la penúltima de Disch, a pesar de no estar bien valorada por la crítica, me parece una genialidad que culminó todo el imprescindible trabajo literario del autor, el cual desborda la posibilidad de ser encasillado como escritor de ficción científica, pues desde la década de 1980 (a partir de 1984) se dedicó a escribir novelas de terror hasta 1999, publicando también un par de novelas históricas (en 1975 y 1981), un exitoso cuento infantil (1986) adaptado a la gran pantalla por Disney, algún ensayo (en 1998 publicó una crítica a todos los grandes autores de ficción científica, ganando un Premio Hugo y otro Premio Locus a la mejor obra de no ficción en 1999) y poesía, sin contar también su trabajo periodístico publicado en varios periódicos de gran tirada.

   En lo personal Thomas M. Disch no tuvo una vida nada fácil, a pesar de lo gran ser humano que fue. Esas dificultades íntimas y características sociales revolucionarias, aunque contrapuestas al conservadurismo estadounidense de la apasionante época que le tocó vivir, le llevaron a transformar gran parte de sus intereses, reflexiones, problemas y puntos de vista en la mordaz, sarcástica y lúcida literatura que escribió. Desde la juventud tuvo no pocos problemas debido a su homosexualidad (recordemos que nació en 1940, acudiendo en la infancia a varios colegios católicos muy conservadores y aunque su plena juventud la vivió en la época del hippismo, eso no significa que la sociedad estadounidense aceptara la homosexualidad a nivel social más allá de los colectivos identitarios reducidos, sino todo lo contrario). Políticamente era izquierdista y a nivel religioso, ateo y anticlerical. Al unir todos esos aspectos que, por separado no tienen mayor importancia, tras juntarlos en aquella época generaron una "tormenta" perfecta para nuestro singular protagonista a nivel social que, unidos a una pluma genial pero inclasificable, le pusieron las cosas difíciles a Disch, por eso no fue un autor más prolífico ni tampoco conocido más allá de la literatura de género, distanciándose cada vez más, en los últimos años de vida, de la escritura (recordemos que su última obra se publicó en 1999) para dedicarse a la pintura. Tras el fallecimiento en 2005 del que había sido su pareja y compañero de vida durante 3 décadas, Charles Naylor, junto con una profunda depresión (parece ser que era un problema recurrente en su vida), algún que otro achaque de salud (al parecer sufría hepatitis crónica que afectaba su calidad de vida) y una preocupación constante por su precaria situación económica (acabó en la pobreza, a punto de ser deshauciado con varias amenazas de desalojo), le llevaron al límite, suicidándose el 4 de julio de 2008 de un disparo en su vivienda, a los 68 años de edad.

8 comentarios:

  1. Su trabajo es excelente porque usted transmite conocimientos y cultura, es un verdadero placer leer todo como usted lo detalla.

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    1. Muchas gracias por su comentario y valoración. Lo aprecio sinceramente. No es fácil hacer este trabajo, ya que requiere bastante tiempo y dedicación, pero no sería posible para servidor concebirlo de otra manera. Me gustaría estar haciendo algo útil y diferente a lo que ya se hace, pero en última instancia esto no son más que opiniones de un aficionado a la lectura. Por eso me alegra y motiva recibir apoyos como el suyo.

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  2. Déjeme decirle que esta usted cumpliendo su cometido, el quinto libro es un blog que está bien pero se centra en clásicos, la hierba roja bien también pero se queda corto... éste es el blog que recomiendo porque hay variedad, para diferentes gustos, y sobretodo su forma de narrar y los datos que aporta, se aprende. Me alegra que pueda ser un apoyo para usted, yo le escribo desde mi modesta opinión. Le pido disculpa si me excedí, por la extensión de mi respuesta, intente ser ponderoso en mi comentario. Que tenga un buen día.

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    1. No conozco esos blogs de los que me habla, les echaré un vistazo sin duda. Me parece de gran ayuda su explicación comparativa y la justificación de esta elección que, por cierto, le agradezco sinceramente, en especial lo de las recomendaciones. Por descontado que es un apoyo, pues su forma de expresarse y escribir dice mucho de usted a mi parecer. No hay nada que disculpar, todo lo contrario; precisamente este espacio intenta ser algo diferente donde quien lo desee se pueda expresar libremente sin limitaciones. Me encanta recibir, leer y también escribir comentarios largos, pues creo que en 140 caracteres (a lo que nos ha acostumbrado internet y las redes sociales) no se pueden decir las cosas bien dichas y tampoco es suficiente para las personas lectófilas, así que cuando quiera hablar, hable tranquilamente largo y tendido de lo que quiera o le apetezca, explayándose. Ya tiene todos los otros lugares para ser ponderado.

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  3. Por error se envió un mensaje incompleto, lo que le estaba exponiendo es mi opinión acerca de los mensajes extensos, para mi, siempre que su contenido sea válido, me transmite interés y es una señal de confianza. Me gusta que opine así. Le agradezco sus palabras. Que pase un día excelente.

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    1. Me pasé ayer por los espacios que usted me recomendó y vaya, estoy más agradecido todavía si cabe por su comentario anterior, pues son lugares verdaderamente profesionales, elaborados, incluso colaborativos, en especial 'EL QUINTO LIBRO', aunque también me gustó mucho 'El blog de lahierbaroja'. Se nota que Laura es una gran lectófila y le dedica tiempo, tanto a la lectura como al blog. Lo que más me sorprendió es su constancia: ¡lleva desde 2009! Le agradezco nuevamente de todo corazón sus palabras y es un honor tanto que haya decidido leer este blog básico sin elaboración complicada en lo visual (la primera plantilla ofrecida por Blogger), como sus comentarios, tengan la extensión que tengan, pues desde el primer momento han sido de lo más válidos (recuerde que tuve una intención en mayo de abandonar, pues la constancia con un proyecto no es mi fuerte y gracias al primer comentario suyo decidí volver). Espero que también pase un excelente día y lleve lo mejor posible (si es que acaso eso es posible) su gran pérdida. Aquí estoy a su servicio para lo que necesite.

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  4. Que ganas tenia de pasarme por aquí, estoy de vacaciones y la conexión aquí no es su fuerte. Me ha conmovido la historia y vida de Thomas Michael Disch, lo veo muy buena persona. Un placer seguir descubriendo contigo y aprendiendo. ¡feliz domingo!

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    1. Espero que estés pasando unas vacaciones excelentes. A veces también viene bien descansar y desconectar unos días, aunque sea porque la conexión falla. Sí, al parecer, Disch fue un ser humano excelente e íntegro, pero no lo tuvo nada fácil, por lo que he podido investigar a lo largo de varios años, ya que desde siempre su historia me conmovió tras conocerla. Menos mal que los tiempos y las mentalidades cambian, aunque siempre haya de todo. Nunca entendí el motivo por el cual alguien puede tener problemas con las elecciones personales de cada individuo en su intimidad, especialmente en lo sexual y Disch tuvo no pocos problemas por ser homosexual, lo cual nunca dijo nada sobre su genialidad literaria o falta de ella, igual que tampoco lo dijo el color de la piel o de los ojos, así como la calvicie y el hecho de dejarse crecer la barba o afeitársela (ya no digamos el ser de izquierdas o de derechas y el ser ateo o creyente). Pocos han escrito como él y por eso la eminencia suprema en crítica literaria que fue Harold Bloom lo incluyó en su "canon occidental", casi nada la broma. Pero entre unas cosas y otras, esa genialidad (incluso como crítico literario, pues le dieron dos de los premios más importantes del género por diseccionar a todos los mejores autores de ciencia ficción) rebasó las capacidades de la época por desgracia y acabó hastiado de la escritura, abandonando, sin reconocimiento, enfermo, casi en la pobreza y para colmo, perdiendo el mayor apoyo que tenía (y que solo podemos valorar quienes lo tenemos): su compañero de vida, marido, amigo, amante y confidente, con el que compartió 30 años. Así que al final fue víctima, por desgracia, como tantos genios literarios, de una sociedad no tan alejada de las distopías que escribió y se convirtieron en obras maestras; una sociedad que suele mirar para otro lado, en especial ante genios que despuntan tanto como él.

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