viernes, 22 de agosto de 2025

'¿Por qué dividimos entre interno y externo?' Análisis subjetivo de las reflexiones krishnamurtianas

Dedicado a mi nuevo "krishnamigo"

Gracias por ser un lector habitual del blog y compartir conmigo la pasión por el singular orador hindú más genuino de la historia



Como ya dije en el artículo que hay un poco más abajo en este blog, dedicado a reseñar el que a mi juicio es el mejor libro del autor (en el caso citado con toda propiedad, pues el contenido fue escrito de su puño y letra), Jiddu Krishnamurti (1895-1986) ha sido el ser humano que, como pensador, más me ha influido a lo largo de mi vida. 

   Su radical pensamiento disruptivo con cualquier otra forma de pensamiento humano no es lo habitual en nuestra historia, por eso fue un pensador tan influyente a lo largo del siglo XX, surgiendo imitadores que se quedaron o muy cortos o en evidencia con rapidez, destacando el caso del más moderadamente exitoso que, por casualidad o no, se llamaba como él: Uppaluri Gopala Krishnamurti (1918-2007), más conocido como U. G. Krishnamurti. 

   Aunque el mensaje de fondo es parecido, en realidad no tenían parentesco ni familiar ni personal. También leí alguno de sus libros hace años (no es fácil de encontrar, pero la editorial Gulaab Ediciones, perteneciente al Grupo Gaia, publicó alguno de esos escasos libros) pero a mi parecer, U. G. intentó ser más radical e ir todavía más lejos que su tocayo, aunque simplemente se quedó en un "imitador" sin excesiva relevancia. Donde en Jiddu todo es fluido y natural, en U. G. todo suena forzado y sin naturalidad, como queriendo superar en radicalidad las reflexiones krishnamurtianas originales que, por descontado, también le influyeron a él sin duda. Si te apetece leer a este interesante personaje y hacerte una idea propia, sus libros más populares son: El coraje de estar solo (Gulaab Ediciones, Móstoles, 1998) y El pensamiento es tu enemigo (Gulaab Ediciones, Móstoles, 2002) o el más reciente y accesible La Mente es un Mito. Inquietantes conversaciones con un hombre llamado U.G. (Editorial Sirio, Málaga, 2012), que es una doble reedición publicada originalmente por Gulaab Ediciones, en cuya web se pueden descargar varios libros digitales y extractos de sus charlas: LIBROS DE U.G. KRISHNAMURTI EN CASTELLANO.

   Otro aspecto importante de Krishnamurti fue la inauguración involuntaria de una figura que, hasta su existencia y trayectoria prácticamente no existía en el mundo de la espiritualidad y a partir de entonces se ha vuelto ubicua y de moda: el fenómeno del "gurú antigurús", que se presenta en muchos formatos, el principal de los cuales son los libros de "autoayuda antiautoayuda".

   Aunque el pensamiento krishnamurtiano es inclasificable, no obstante el mundo editorial necesitaba una clasificación para poder vender sus libros, así que fue clasificado en la sección de espiritualidad, imagino que por sus orígenes y pasado juvenil, aunque a mi juicio sus aportaciones deberían estar en el mundo de la psicología, pues nadie ha comprendido la mente humana, así como el comportamiento, la conducta, los hábitos, las costumbres y el complejo pero inequívoco mundo de las creencias a nivel psicológico, como él, según servidor lo entiende, pero tenemos el problema de las titulaciones y acreditaciones académicas de las que Krishnamurti carecía, además de la falta de investigación científica, por tanto es comprensible que acabara clasificado o bien entre la espiritualidad o bien entre la autoayuda.

   Y ahora sí, vayamos al grano: la singularidad del libro MENTE EN SILENCIO (Editorial Kairós, Barcelona, 2022) es muy diferente al resto de libros publicados, pues, como ya expliqué en el anterior artículo de reseña, se trata de un libro compuesto por escritos amanuenses del propio autor, algo inusual y nada común en él, conferenciante que básicamente daba charlas y dialogaba con interlocutores, pero no solía escribía mucho, más allá de sus diarios personales. El libro citado está compuesto por 60 capítulos repartidos en 3 partes, que adoptan la forma de exploraciones sobre el vivir, el aprender y la meditación. 23 de esos capítulos son de la mayor rareza literaria y singularidad, pues están compuestos por reflexiones muy subjetivas, en forma de apreciaciones particulares que profundizan, con un autoanálisis forense, el pensamiento krishnamurtiano. Por ese motivo y debido al impulso motivador que me ha dado el que considero a partir de hoy mi "krishnamigo" (ese amigo de J. Antonio al que le gusta Krishnamurti, sí, tú, lector habitual del blog), he decidido homenajear al señor hindú que tanto me ha dado (nos ha dado) en la vida y al que le estoy eternamente agradecido, adelantándome más de una semana a la propuesta para septiembre que, al parecer, rondaba por el aire.


   La primera reflexión del libro se titula: '¿Por qué dividimos entre interno y externo?', encontrándose entre las páginas 37 y 40. El título ya es elocuente por sí mismo en continente y contenido, pues está planteado, por una parte, a la manera krishnamurtiana por definición, en forma de pregunta mayéutica que busca la autoindagación por parte del lector y no una respuesta cerrada, que es lo que dan las religiones, la política, la filosofía y los gurús o maestros espirituales (excepto la ciencia, cuyo "espíritu" y metodología es la indagación desprejuiciada para encontrar respuestas en los hechos, no en las creencias prefabricadas). Eso en lo referido al continente. Luego tenemos el contenido, uno de los temas que más veces y con mayor exhaustiva profundidad trató el genuino librepensador hindú: interrogar los motivos por los cuáles siempre dividimos entre el interior y lo exterior. Veamos hasta dónde puede llegar en apenas 4 páginas.

   Las 2 primeras páginas son una especie de introducción (37 y 38) centrada en los líderes políticos hindúes del momento en que escribió la reflexión, entre finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970. Es lo que afirma el prólogo explicativo 'Exploraciones con Krishnamurti': "Aquí han sido compiladas sesenta conversaciones, que no habían sido publicadas previamente, recordadas y escritas por Krishnamurti a finales de los años 60 y principios de los 70" (página 9). El análisis interpretativo forense que hace de esos políticos es abrumador, brutal, lúcido y de un discernimiento desconcertante: "Hablaban de la no violencia hasta el cansancio, pero eran personas violentas. Creían que era necesario no ser mundanos, pero todas sus acciones eran mundanas, políticas y sociales. Se expresaban con gestos de humildad, pero eran arrogantes. Seguían a los exitosos porque en sus corazones eran fracasados. Tenían un sagrado temor al sexo y algunos habían hecho votos de castidad, y aun así se rodeaban de mujeres. Perseguían la paz y, sin embargo, eran seres extraordinariamente torturados. [...] Se identificaban con el pobre y eran allegados al poderoso" (páginas 37 y 38). 

   Luego continúa unas líneas más abajo con esta reflexión: "Son como personas de cualquier otra parte que se han comprometido con una causa particular con la esperanza de que esta los condujera al éxito al llegar al final. Con o sin éxito tienen las manos y el corazón vacíos. Están llenos del conocimiento de otras personas y tienen muy poco del propio" (página 38).

   Hasta aquí todo bien. Esto, a pesar de la lucidez intensa que emite debido al análisis de las contradicciones inherentes al comportamiento humano, desde una perspectiva forense al detalle, no tendría mayor importancia, pues cualquiera con una agudeza intelectual suficiente puede hacerlo (y de hecho lo hace) igual. La diferencia, que marca un punto de inflexión no tan habitual a mi parecer, reside en lo que viene a continuación, siendo la matización suprimida en la mayoría de casos lo que demuestra la grandeza de Krishnamurti según servidor lo ve: "Esto no es una exageración cruel. La imagen es triste para todos, porque de alguna manera u otra todos pertenecemos a ese grupo de seres humanos. [...] Nosotros somos iguales. Esto no es una crítica a un determinado grupo; a través de él vemos todos los grupos y, por medio de estas personas, nos vemos a nosotros mismos. La mayoría estamos perdidos, infelices, solos y amargados" (páginas 38 y 39). Touché, Krishnamurti. 

   Desde el primer momento que leí un libro de este señor, me sentí "tocado" como nadie me había "tocado", pues siempre hacía reversibles las críticas hacia uno mismo, por eso me fui acostumbrando a reflexionar desde dentro, incluyéndome en cualquier crítica a lo que estuviera viendo ahí fuera, al surgir automáticamente esta pregunta: ¿Por qué siempre tiendo a juzgar lo que veo de forma autoexcluyente, como si yo no fuera también parte de eso mismo y así a mi manera? 

   Lo que aprendí al observar los hechos con la mayor imparcialidad posible, como proponía que hiciéramos Krishnamurti, es que a mayor vehemencia y severidad en la crítica emitida, menos podíamos hablar nosotros, emisores de esa crítica, pues la contradicción que nos dejaba en evidencia se volvía demasiado obvia. Llevo viendo el cumplimiento de esto citado casi como un axioma matemático en nuestro comportamiento, pues cuando yo mismo peor estoy, de peor forma me comporto y al poner un poco de lucidez autoindagadora en el asunto, descubro que en realidad estoy proyectando mi malestar sobre el otro, pero el problema en realidad es mío y me incumbe a mí, no al otro. Incluso tras haber leído durante una década los libros de Krishnamurti y trabajar con ello a diario, sigo comportándome como cualquiera, cometiendo los mismos errores de siempre, imagino que por pertenecer a la especie humana y estar habituado a verlo y hacerlo inconscientemente.

   Uno de los fenómenos más antikrishnamurtianos por definición que caracteriza a esta interesante época y generación a mi juicio, es el "troleo" y la cultura internáutica del odio ("hate") o las personas cuya decisión vital (entre todo el amplio espectro de lo que se puede elegir) es ser "odiadores" cuasi profesionales ("haters"), dedicando parte de su vida a ello. También está el arquetípico asunto del ciberacoso, que proviene del uso incorrecto e inadecuado de la moralidad distorsionada, un peligroso efecto y fenómeno psicológico de conformidad con el grupo, así como obediencia a la autoridad (como ya analizaron los psicólogos sociales Solomon Asch [1907-1996] y su alumno Stanley Milgram [1933-1984] en la segunda mitad del siglo XX). Aquí entran las contradicciones humanas a fondo, dejando muy en evidencia la importancia de lo que nos aportó Krishnamurti, mucho más esencial en esta época, según servidor lo ve, que incluso en la suya.

   Bueno, tras superar el asunto evidente de las obvias contradicciones tan elocuentemente retratadas por Krishnamurti, para volverlas reversibles y que nos las apliquemos a nosotros mismos, llega el momento cumbre: "Uno nunca puede separar lo externo de lo interno. La violencia y el desorden que hay fuera es la violencia y el desorden que hay dentro: los dos son lo mismo indivisiblemente" (página 39). Aquí es donde radica, según mi subjetiva interpretación, la clave del comportamiento humano y la probable explicación a la mayoría de conflictos que experimentamos como especie. Solo cuando somos capaces de ver, sin análisis intelectuales, es decir, de manera directa ("insight" catalogaba en inglés Krishnamurti ese ver), la importancia de la reflexión krishnamurtiana, es cuando damos el primer paso hacia la desvinculación de los comportamientos que retroalimentan el estado de las cosas en las sociedades humanas. Mientras no seamos capaces de experimentar una percepción directa sobre ello, no podremos avanzar, quedándonos atascados en el lugar donde nos encontramos actualmente, el mismo a mi parecer desde que dieron comienzo las primeras civilizaciones y sus "conocimientos" organizados: la religión y sus credos; la política y sus legislaciones; la filosofía y sus presuntas respuestas especulativas.

   Después llega la reflexión que evidencia nuestro proceder convencional, explicando también el comportamiento actual de "troles", "odiadores" y "ciberacosadores", usando de nuevo a los señores con los que empezó la reflexión como ejemplo, aunque representan un ejemplo extrapolable al resto de la humanidad: "La no violencia de estos hombres era un eslogan, un instrumento político de la violencia interna. Estaban en ellos la compulsión, la estricta disciplina y la conformidad a un brutal patrón de lo que consideraban la moralidad. También obligaban a otros a seguir el patrón. Siempre los acompañaba ese cruel conflicto de ajustarse a lo que ellos consideraban la virtud más elevada, la cual era un invento propio" (página 39).

   "La no violencia de estos hombres era un eslogan, un instrumento político de la violencia interna". 

   ¿No es un análisis evidente cuando observamos la realidad a nuestro alrededor? 

   ¿Y si fuéramos capaces de observar en profundidad cada acto nuestro con ese discernimiento, en lugar de intentar autoconvencernos y convencer a los demás de que nuestros puntos de vista están acertados, sin tener en cuenta primero qué de eslogan contradictorio pueden tener esos subjetivos puntos de vista?

   "Estaban en ellos la compulsión, la estricta disciplina y la conformidad a un brutal patrón de lo que consideraban la moralidad".

   ¿No reside aquí la esencia del peligro que conlleva la moralidad? 

   ¿Qué es en realidad la moralidad sino una concepción inventada por seres humanos y aplicada con arbitrariedad, pero siempre a favor nuestro y en contra de lo que censuramos o desaprobamos?

   ¿Alguien será capaz de preguntarse a sí mismo, cuando intenta ejercer una posición moralizante, si primero es coherente con esa posición o solo se trata del famoso postureo moral tan del moda hoy en día?

   Pero lo más significativo de todo viene en la siguiente parte de la reflexión, ya que es el comportamiento reflejo inevitable y automatizado en total inconscienciación: "También obligaban a otros a seguir el patrón".

   ¿No es exactamente eso lo que ha pasado, sigue pasando y sin duda seguirá pasando mientras seamos incapaces de aplicar un poco del discernimiento krishnamurtiano sobre nosotros mismos?

   Lo verdaderamente importante de esta reflexión a mi juicio no es el hecho de que tengamos una conformidad compulsiva a un patrón de moralidad siempre subjetiva, sino que veamos lo peligroso, tóxico y perjudicial a nivel social que es obligar, de una forma más sutil o menos, a otros para que comulguen y sigan ese patrón. No, nunca más. Es importante entender de una vez por todas que si tú quieres ajustarte a un patrón de moralidad lo hagas, pero deja a los demás en paz. Y eso es evidente que no podemos ni debemos esperarlo de los demás, sino que es necesario dar el primer paso, ser conscientes nosotros mismos y tanto no hacerlo con los demás, como tampoco permitir que los demás lo hagan con nosotros, poniendo a cada cual en su sitio cuando sea necesario.

   En la recta final de la reflexión, Krishnamurti se pregunta y nos pregunta: "¿Por qué dividimos lo externo de lo interno? ¿Es porque no podemos controlar lo externo y esperamos poder controlar y cambiar lo interno? ¿Es parte de nuestro escape intelectual de lo que realmente somos?" (Páginas 39 y 40). 3 preguntas en una, de una relevancia y lucidez a tener en cuenta. La evidencia de los hechos lleva siglos y milenios indicándonos que nunca controlaremos lo externo intentando controlar y cambiar lo interno, pues hacer eso, efectivamente, es parte de nuestro escape intelectual de lo que realmente somos... Atención al asunto: nuestro escape intelectual de lo que realmente somos. Pero Krishnamurti no quiere conformidad ni asentimiento ante nada, pues él sabía que la conformidad y el asentimiento no conduce a nada bueno, todo lo contrario, por eso las cuestiones importantes fueron planteadas entre interrogantes, para que nos interrogáramos, aunque nunca para que interrogáramos a los demás, pues esa es otra facilona y muy popular forma de escape intelectual: nunca me responsabilizo de nada y para ello le traslado las presuntas culpas a los demás, intentando desviar la atención sobre mí. Aparentemente brillante pero ya no cuela. Y si cuela, entonces deberíamos preocuparnos y tomar cartas en el asunto; nuestro asunto.

   "Sin morir al pasado dentro de nosotros, seguiremos inevitablemente el camino de la tradición que ha construido tanto lo interno como lo externo. Ambos están entrelazados y se determinan uno al otro. Ambos cambian cuando se niega el pasado. Al negarlo en nuestros propios corazones, lo negamos también en nuestras acciones, que son lo externo. [...] Dese cuenta de esto en la acción, en el vivir y en todas sus relaciones" (página 40).

10 comentarios:

  1. He disfrutado tanto este análisis reflexivo que has conseguido que me interese muchísimo el tema, algo que lleva tiempo intentando mi amigo pero no era el momento quizás. Me he metido a leerte antes que otras veces porque me ha escrito mi amigo para que te de las gracias por dedicarle este espacio y porque ha disfrutado mucho la lectura, dice y cito literalmente, este hombre si sabe de lo que habla y conoce como pocos a krishnamurti. Ya pedí el ejemplar, llegará el lunes y me pondré con ello.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra mucho saber que te haya despertado el interés. Imaginaba que tu amigo habría intentado que te interesara, pero estoy totalmente de acuerdo contigo: solo tiene sentido y vale cuando estás preparado y es el momento adecuado. Tal vez, como bien dices, ahora es el momento para ti. Espero que así sea y así te lo deseo. Dale las gracias a tu amigo (mi "krishnamigo") por su valoración. Estoy seguro de que él también lo ha entendido y vive acorde a esa comprensión.

      Eliminar
  2. Buenos días, deseo que se encuentre muy bien, he estado leyendo a krishnamurti y quería preguntarle, ¿a que se refiere exactamente cuando habla de mente incondicionada? Muchas gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días. Gracias por sus deseos hacia mi bienestar. Siempre es un gozo que alguien descubra a Krishnamurti. Me pregunta usted sobre la "mente incondicionada". Bueno, a mi juicio es uno de los temas más importantes. Según mi comprensión se refiere a un estado mental en el que no somos afectados por el peso de la tradición, las creencias, los puntos de vista, las respuestas ya dadas. Siempre arreglo a Krishnamurti, nuestra mente está condicionada por todas las experiencias del pasado, que interpretamos según todos los filtros cognitivos que ponemos (conocimientos, deducciones, especulaciones). Lo que él proponía era poner fin al pasado como actitud y empezar a vivir de cero, pero no una vez en la vida y ya, pues si lo hacemos así todo vuelve a su cauce anterior antes o después, sino que su radical y disruptiva propuesta era hacerlo a cada instante. Como verá, eso es algo que requiere la más plena atención y un compromiso que nadie está dispuesto a tomar, pues lo fácil es dejarnos llevar por el peso de la experiencia y los condicionamientos. La mente incondicionada es, por tanto, un estado de presencia consciente que observa sin juzgar y vive cada experiencia como una novedad, lo cual abre un espacio para el aprendizaje a todos los niveles, sin buscar el placer ni huir del dolor. Es un estado que está presente aquí y ahora, sin recurrir al pasado acumulado ni proyectar anhelos y esperanzas en el futuro. Espero haberle sido de alguna ayuda.

      Eliminar
    2. Le agradezco su tiempo y su magnífica respuesta, me ha ayudado mucho en mi comprensión, como usted dice es poco probable que consigamos llegar a ese estado de presencia consciente, pero con toda seguridad el intento de ello siempre será más beneficioso que el abandono o desvío de este camino. Seguiré trabajando en ello y espero contar con usted siempre que sea posible para las posibles dudas que puedan surgirme. Valoro mucho el tiempo que dedica a este fin y espero no ser desconsiderado.

      Eliminar
    3. Es un sincero gozo la posibilidad de ayudarle en su comprensión. Solo puedo hablar de mi propia experiencia y esta indica que una cosa es la teoría y otra muy distinta su aplicación práctica en el día a día. Durante 30 años he trabajado con la autoindagación a fondo y sigo haciéndolo día a día. Al parecer, tanto nuestro cerebro como la sociedad funciona con automatismos inconscienciados y mantener un estado de presencia consciente es casi misión imposible. Hace 15 años desarrollé una especie de ejercicio al que llamé "ejercicio AMO" (acrónimo de "Activar Modo Observador"). Este ejercicio implica que mientras estemos sumidos en la ausencia inconsciente del día a día, sobre todo cuando las situaciones, circunstancias y adversidades nos absorban, nos detengamos un instante y observemos lo que está sucediendo sin añadir carga cognitiva ni interpretativa alguna. Solo observemos lo que sucede durante el tiempo que seamos capaces antes de que la atención se desvíe hacia el monólogo interno de nuevo. Arreglo a mi experiencia vital, un solo minuto o instante de observación atenta genera cambios perceptivos y conductuales interesantes que pueden tener mayor o menor utilidad según los usemos luego. Pero un estado de presencia consciente permanente, al menos hoy en día, no es viable (cada vez lo es menos) a mi parecer. Solo hay que observar un momento el estado de las cosas en el mundo humano, especialmente internet, para darse cuenta de su inviabilidad. Aunque la ruptura constante de la ausencia inconscienciada durante instantes sí es posible y se puede hacer con tomar la decisión y ponerse a ello. No se preocupe de nada, el tiempo dedicado a este fin es el mejor tiempo invertido para servidor. Lo único que me parecería desconsiderado sería que no me comunicara nada y se quedara con la duda si puedo aportarle algo, solo por el hecho de no molestar ni ser desconsiderado. Le agradezco de todo corazón esa educación que le caracteriza, la cual dice bastante a su favor como persona, pero estoy a su disposición cuando lo necesite, aquí o en privado, ya sabe.

      Eliminar
  3. Le digo con toda sinceridad que me parece usted una persona sabia, el ejercicio AMO es digno de reconocimiento, no tenga duda alguna que lo voy a poner en práctica. De pronto me gustaría decirle que hoy ha sido fundamental sus aportaciones y de momemto Jiddu Krishnamurti ha sido el mejor descubrimiento de todas las reseñas hasta ahora. No conocía la soledad y lo despiadada que es, pero la lectura siempre acompaña y los blog como el de usted( que hay pocos y ninguno como éste) son, junto a mi perro, mi razón para tener lo más cercano a una ilusión.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, la soledad es despiadada sin duda, mucho más cuando lo hemos tenido todo y de repente lo perdemos, como le ha sucedido a usted. Es el sino del ser humano y las relaciones, así como el ciclo de la vida. Algo fácil de comentar retóricamente como estoy haciendo ahora, desde la seguridad de seguir teniéndolo todo, pero muy difícil de vivir cuando las circunstancias nos obligan a pasar por ello. Es entonces cuando, tal vez, solo nos queda el consuelo de afrontar las cosas con actitudes e interpretaciones que nos ayuden a replantearlo todo y no me cabe duda que nadie le ayudará como los planteamientos krishnamurtianos. Le agradezco su valoración sobre mi presunta sabiduría. Personalmente creo que podría ser, en el caso de tenerla, porque el mayor tiempo de vida lo he dedicado a leer libros y practicar metodologías relacionadas con la espiritualidad o temas afines, aunque nada ha sido como Krishnamurti. Todo lo demás está bien, pero si tuviera que decir de algo que es mi "especialidad", supongo que sería todo esto de lo que estamos hablando. Usted, su perro y la soledad, ahora acompañado por la lectura de libros y el blog, se amplía conmigo. Ya tiene un amigo en Orihuela, Alicante, Comunidad Valenciana, España. Si alguna vez las vicisitudes de lo inesperado y misterioso de la vida le traen por aquí, sea casualidad, sea causalidad, ya sabe que espero su visita y esa soledad, al menos durante unas horas, se esfumará. No obstante, sepa que cuando aplique el "ejercicio AMO", en su momento de presencia ahí estaré también presente a su lado y nunca más estará solo.

      Eliminar
    2. Es usted muy amable y lo que me hace llegar es muy emotivo, es usted una gran persona. Hoy me han recomendado "la libertad de lo conocido" ¿que le parece a usted este libro de Jiddu Krishnamurti? Tómese su tiempo, esperaré su respuesta. Gracias

      Eliminar
    3. Pues aunque los libros de Krishnamurti suelen tener títulos bastante parecidos en el mercado editorial, ese en particular, al menos con el título citado, no me suena de nada, por tanto siento mucho no poderle informar personalmente. Será mejor que pregunte a quien le haya informado o incluso a la FKL (Fundación Krishnamurti Latinoamericana) directamente: fkla.org. Es posible que allí puedan informarle mejor. Por norma general la mayoría de los libros son compilaciones de charlas y diálogos con interlocutores. Todos son de gran utilidad, aunque el argumento de fondo y las reflexiones sean muy parecidas. Cualquier libro de Krishnamurti le será igual de útil a mi juicio. De todas formas, al indagar un poco en internet, veo que aparece un archivo pdf de 53 páginas (nunca leo en ningún formato digital, solo libros analógicos impresos en papel) que encaja con ese título. No obstante, hay una referencia de Mary Lutyens (la considerada su biógrafa oficial) que indica esto al principio: "Las palabras que contiene fueron seleccionadas de varias de sus recientes pláticas en inglés". Dudo mucho que aporte algo novedoso a lo que pueda aportarle cualquier otro libro de Krishnamurti. Espero haberle sido de ayuda.

      Eliminar