Desde que empecé a leer libros en 1995 hubo ciertos temas que se convirtieron en fetiches. Uno de ellos, entre tantos, fue el de las teorías conspirativas o teorías de la conspiración. A día de hoy he leído todo lo que ha caído en mis manos sobre el tema, tanto por parte de partidarios y referentes como por parte de detractores y estudiosos especializados.
Al principio me cautivó la idea promocional y el marketing usado como anzuelo por todo teórico de la conspiración: absolutamente todos sin excepción se presentan de la misma forma (mostrando contradictoriamente ser exactamente lo opuesto a lo que venden ser), es decir, como "ovejas negras" que han "abierto los ojos" y se han "salido del rebaño" para "pensar diferente" e independientemente a la "corriente principal" o "el sistema". ¿Es así o solo se trata de la forma más fácil y menos elaborada de promoción? ¿Por qué absolutamente todos los teóricos de la conspiración sin excepción repiten con exactitud matemática las mismas ideas? Y a la zaga de esta última pregunta... ¿Acaso eso no es con claridad meridiana el ejemplo evidente de "comportamiento de rebaño"? ¿Algún teórico conspirativo será capaz de distanciarse lo suficiente de su sistema de creencias como para preguntarse algo tan obvio o la absorción en su sistema de creencias se lo impide por completo? ¿Acaso no es repetir todos al unísono algo que alguien dijo el ejemplo más claro de la definición metafórica de "rebaño"?
Evidentemente muy pronto percibí esta incongruencia inicial que en poco tiempo se transformó en un cúmulo de otras muchas evidencias. La siguiente fue el tema de adherirse la mayoría de los teóricos conspirativos a unas críticas más o menos justificadas a la autoridad política estatal y derivar en una crítica severa a todo tipo de autoridad, para inmediatamente después seguir a pies juntillas las especulaciones hipotéticas e infundadas de una serie de autoridades: los inmutables y todopoderosos autores creadores de teorías conspirativas, que hablan sin dudar y como si tuvieran la verdad absoluta en sus manos. El caso es muy significativo con el citado teórico conspirativo estadounidense Alex Jones: el sector de la población que cree en sus afirmaciones abiertamente falsas, mentirosas y fraudulentas se comporta con el mismo fanatismo irracional que cualquier otro tipo de creyente fundamentalista, sea de una doctrina religiosa, sea de una doctrina política, no importa. Pregunto... ¿Eso acaso es mostrar un comportamiento liberado o libertario y que ha roto con la "mentalidad de rebaño"?
Todos los teóricos de la conspiración vuelven a repetir otro cliché aprendido de memoria como seres humanos pertenecientes al "rebaño conspiranoide": amparar todo lo que hacen en la libertad de expresión y reclamar que cualquier límite que se les ponga, especialmente cuando se les desenmascara y confronta, es atentar contra la libertad de expresión. Como este artículo reflexivo se basa en él, pondré el ejemplo arquetípico (que puede trasladarse al resto de teóricos conspirativos referenciales, mediáticos y conocidos) de Alex Jones. Usar la falacia argumental del amparo en la libertad de expresión reiterativamente es la mayor estupidez que puede cometer cualquier teórico de la conspiración, solo sostenida por la todavía mayor estupidez (a mi juicio) si cabe de darle credibilidad sin haberse informado previamente un poco. Veamos el tema en cuestión.
La libertad de expresión está reconocida como un derecho humano en el artículo 19 de la DUDH (Declaración Universal de los Derechos Humanos). Se trata de un documento adoptado por la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 en París, Francia, recogiendo a lo largo de 30 artículos lo que se consideran derechos humanos básicos e inviolables. Por tanto, sí, es cierto que cuando los teóricos de la conspiración cacarean a gritos la libertad de expresión, se refieren a un derecho humano real, pero desvirtuado torticeramente por su interpretación subjetiva que no tiene relación alguna con lo que ellos defienden, pues en el PIDCP (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) se afirma que el ejercicio de libertad de expresión conlleva deberes y responsabilidades especiales que implican estar sujeto a ciertas restricciones cuando sea necesario, para respetar los derechos o la reputación de otros. Por tanto libertad de expresión jamás significa que inventar y lanzar teorías de la conspiración se pueda justificar cuando te ponen límites o tiene repercusiones legales contra ti, argumentando que alguien está coartando tu "libertad de expresión".
La verdad es que simplemente alguien está poniendo límites a tu capacidad para inventar y difundir especulaciones subjetivas infundadas y basadas en toda una serie de sesgos cognitivos y falacias argumentales copiadas y calcadas entre todos los defensores o representantes de estas creencias. Si tu libertad subjetiva e interesada de expresión es hablar por hablar para contar lo que crees... ¿No podría ser entonces la mía callarte cuando considero que estás diciendo patrañas y estupideces? Por eso, en asuntos colectivos, existen las leyes y los organismos legislativos que determinan unos mínimos para entendernos, aunque nos disguste o no lo aceptemos cuando nuestro ego quiere salir y hacerse oír por encima del resto de egos que también quieren hacerse oír, una de cuyas versiones afirma que todos (absolutamente todos) esos organismos están sostenidos por unas élites que conspiran para "esclavizar" y "manipular" a todo el mundo. Entonces... ¿Eso significa, por tanto, que los teóricos de la conspiración nunca son un tipo de élite conspiranoide y tampoco "esclavizan" ni manipulan a sus crédulos seguidores? Solo los liberan... ¿Verdad? Pregunto... ¿Crear una teoría de la conspiración no es, al fin y al cabo, una conspiración en sí misma? Todos somos susceptibles a creer en teorías conspirativas, pero me pregunto de nuevo... ¿Alguien se pregunta qué intereses tiene quien formula y lanza teorías conspirativas? ¿Acaso son algo así como "arcángeles celestes" que han venido a "iluminar" y por tanto a "salvar" a la humanidad de su "esclavitud"? ¿No será que aquí todos estamos mirando a los poderosos y las élites y creyendo que son los "demoníacos" conspiradores malévolos, sin saber a ciencia cierta si es así o no, pero en realidad los personajes que los señalan y se dedican a crear y difundir conspiranoias están en realidad desviando la atención de sí mismos y su verdadera "conspiración", que, básicamente y de forma objetiva corroborable es enriquecerse a costa de la credulidad humana y todos los errores cognitivos y perceptivos que nos caracterizan? No lo sé (a diferencia de los teóricos conspirativos, que tienen supuestamente la respuesta a cualquier pregunta) y por eso pregunto, para indagar un poco.
Podría enrrollarme analizando otros muchos aspectos pero el artículo se volvería demasiado extenso y todavía me queda reflexionar sobre lo que acabo de ver en la película documental 'LA VERDAD CONTRA ALEX JONES'. Aunque no he leído nada suyo (porque no he conseguido encontrar ningún libro suyo traducido al castellano) conozco de sobra al personaje citado por referencias de otros autores especializados en teorías conspirativas que han escrito sobre él. En España tenemos a 3 claros estudiosos que en los últimos años han publicado libros muy valiosos para cualquier interesado en entender cómo funciona la mecánica conspiranoide y por qué somos todos tan susceptibles a ella: el escritor, filósofo y policía español Alejandro M. Gallo; el sociólogo español Alejandro Romero Reche; el periodista cultural, crítico de cine, guionista y escritor español Noel Ceballos. Alex Jones es uno de los personajes referentes en esos y otros libros, tanto de partidarios como de detractores. Pero... ¿Quién es Alex Jones?
Alexander Emerick Jones nació en Dallas, Texas, Estados Unidos el 11 de febrero de 1974. Es un presentador de radio y teórico de la conspiración estadounidense afín a las ideologías de extrema derecha neoconservadora con particularidades norteamericanas (alt-right o derecha alternativa y paleolibertarismo). Ha sido condenado varias veces por calumnias, injurias y difamación. Sus seguidores, debido a la vehemencia dogmática, victimista y teatral que le caracteriza, junto a la manipulación que ejerce sobre ellos, han acosado y amenazado de muerte durante años a sus críticos, con lo cual estamos ante un caso serio de peligro público para la sociedad, pues presenta una actitud de superioridad moral punitiva y verdad absoluta altamente peligrosa.
Es muy curioso el tema, pero aunque todas las ideologías políticas extremadas, se identifiquen con la "izquierda" (progresismo) o se identifiquen con la "derecha" (conservadurismo), son altamente susceptibles a encontrar una explicación a todo en las teorías sistémicas de la conspiración, no obstante la derecha conservadora (especialmente si se decanta por un ultraconservadurismo radical) es muy susceptible desde siempre a las teorías conspirativas (la razón paranoide, como la cataloga Alejandro M. Gallo). De hecho, aunque las creencias conspirativas han existido desde la más remota antigüedad, en realidad no se sistematizaron en teorías del todo (una explicación de la historia mundial mediante una serie de conspiraciones encadenadas) hasta finales del siglo XVIII, cuando 2 autores, uno británico y el otro francés sin relación entre ellos, publicaron sendos libros donde explicaban la Revolución francesa como una teoría conspiranoide que lo abarcaba todo, dando una explicación falaz y arbitraria pero tranquilizadora. Ambos autores (John Robinson [1739-1805] y Augustin Barruel [1741-1820]) fueron los inventores originales de uno de los mayores clichés conspiranoides explicativos: los Illuminati. Ambos autores, el físico y matemático escocés, junto con el sacerdote jesuita francés, aunque por separado, son los padres fundadores de la conspiranoia Illuminati que todos los herederos han copiado y calcado (pudiendo haberse inventado otra perfectamente, como algunos autores han hecho luego) y que todos los teóricos de la conspiración repiten como loros hoy en día, dos siglos después. Esto implica que las teorías de la conspiración como razón paranoide sistematizada nacieron en el seno de las ideologías políticas ultraconservadoras y de extrema derecha, que luego heredó cualquier versión nueva del conservadurismo derechista, como muy bien analiza Alejandro Romero Reche en su magnífico y divertido libro CONTUBERNIOS NACIONALES. UNA PANORÁMICA ILUSTRADA DE LAS TEORÍAS DE LA CONSPIRACIÓN DE LA DERECHA ESPAÑOLA (Akal, Madrid, 2021) contextualizado localmente en España, pero aplicable al resto del mundo.
Durante el siglo XX los totalitarismos de entreguerras, es decir, los movimientos políticos totalitarios de nuevo cuño que devastaron media Europa y ocasionaron la Segunda Guerra Mundial, a saber: comunismo soviético (1917-1991); fascismo italiano (1922-1945) y nacionalsocialismo alemán (1933-1945), recurrieron a la razón paranoide como forma estándar de hacer política. La Alemania nacionalsocialista (abreviado nazi en alemán original) usó las teorías de la conspiración para acusar al pueblo judío de todos los males, con la deplorable consecuencia nefasta y genocida de la Shoá u Holocausto judío (evidentemente negado por los conspiranoides revisionistas neonazis actuales). Es de gran elocuencia ver cómo hoy todos los movimientos políticos neonazis y supremacistas blancos que se consideran herederos del nacionalsocialismo alemán se sostienen ideológicamente a base de teorías conspirativas, apropiándose de las más populares y repetidas por todos cual consigna identitaria, pero también aportando algunas de cuño propio y que están adquiriendo popularidad fuera de sus filas, como el ZOG (Gobierno Sionista de Ocupación, por sus siglas en inglés). De gran interés para entender el fenómeno son los libros DIARIO DE UN SKIN. UN TOPO EN EL MOVIMIENTO NEONAZI ESPAÑOL (Temas de hoy, Barcelona, 2003) de Antonio Salas, pseudónimo de un periodista español de investigación y todavía más elocuente si cabe, el libro MEMORIAS DE UN EXNAZI. Veinte años en la extrema derecha española (B & Sine Qua Non, Barcelona, 2021) del autor español David Saavedra (pseudónimo) donde, ahí sí, estamos ante un testimonio que ha vivido el neonazismo desde dentro como creyente. Muy importante para entender el funcionamiento de la razón paranoide (sea a través del neonazismo o no) son las 2 entrevistas que Jordi Wild le hizo en The Wild Project.
Sí, el verdadero problema de las teorías de la conspiración es que no son inocuas (aunque sí inicuas). Por eso creo y considero que deberíamos deternos un momento ante ellas y reflexionar a fondo antes de que nos atrapen en sus atajos cognitivos e intelectuales facilones, usando esa capacidad humana que nos caracteriza, antes de apresurarnos a tomar una impulsiva decisión sin tener toda la información disponible y lo más importante: sus consecuencias para la salud personal y las relaciones interpersonales, pues creer en teorías conspirativas puede dañarnos y no poco (al obcecarnos, por ejemplo, en la creencia conspiranoide de la "farmafia" o teoría conspirativa cuya afirmación axiomática es que las farmacéuticas quieren arruinar nuestra salud y por tanto rechacemos tratamientos esenciales en una enfermedad autoinmune, crónica y/o degenerativa, o en un cáncer, empeorando por consiguiente nuestra patología de manera irreversible. Otra variante sería obcecarnos en la creencia conspiranoide de la "plandemia" o teoría conspirativa cuya afirmación es que las vacunas son un sistema para imponer microchips RFID para controlar a la población o arruinar la salud, rechazando por tanto la vacunación, con la consecuencia de agravar enfermedades infecciosas o generar brotes de enfermedades infecciosas casi erradicadas. La última variante sería renunciar al tratamiento farmacológico del sida, creyendo que el virus VIH no existe, siendo hoy por hoy una enfermedad tratable con fármacos donde hace 3 décadas era mortal por definición). Pero también (y esto es lo peor) puede alterar nuestra conducta por una creencia infundada e injusta, hasta el nivel de causar mucho daño a personas inocentes, solo por el hecho de habernos creído una patraña que distorsiona y nubla nuestro correcto juicio. Es el emblemático caso de Alex Jones y la masacre de la Escuela Primaria de Sandy Hook. Veamos el caso al detalle.
La masacre de la Escuela Primaria de Sandy Hook fue un tiroteo escolar ocurrido el viernes, 14 de diciembre de 2012 en la Sandy Hook Elementary School de Newtown, Connecticut, Estados Unidos. El resultado final fue de 28 personas muertas (20 niños y 8 adultos), incluyendo al perpetrador de los asesinatos (Adam Lanza) y su madre (Nancy Lanza). De buena mañana, Adam Lanza, de 20 años, asesinó a su madre, Nancy Lanza, de 52 años, en su casa de Sandy Hook. Inmediatamente después cogió el coche de su madre, armado hasta los dientes y se dirigió a la escuela primaria, liándose a tiros con todas las personas que encontró a su paso, la mayoría niños y niñas de entre 6 y 7 años, así como a la directora del centro, una psicóloga, una terapeuta y varias profesoras (todas mujeres). No se pudieron establecer los motivos ni el móvil del crimen porque el asesino se suicidó volándose la tapa de los sesos tras perpetrar la masacre.
Hasta aquí no hay más novedad que la de un fenómeno autóctono, propio y característico de la sociedad norteamericana que cada cierto tiempo se repite copiado y calcado: algún asesino en masa (que es como se conoce a este tipo de criminal, a diferencia del asesino en serie, por ejemplo) se arma hasta los dientes y comete una masacre mediada por un tiroteo con armas de fuego semiautomáticas, la mayoría de veces en centros educativos (colegios, institutos y universidades). Muchas veces esos asesinos son teóricos de la conspiración o al menos estaban influenciados por las teorías conspirativas (el caso más emblemático fue el de los atentados del 22 de julio de 2011 en Noruega, perpetrados por el neonazi y teórico de la conspiración noruego Anders Behring Breivik, con un saldo de 77 muertos y 319 heridos, la mayoría adolescentes).
El problema con la masacre de Sandy Hook empezó el mismo día del tiroteo, unas horas después, cuando Alex Jones empezó a difundir en su web 'InfoWars' la noticia falsa de que la masacre de Sandy Hook era una "operación de bandera falsa" (una de las más populares teorías conspirativas usadas por todos sus referentes y creyentes) perpetrada por "actores de crisis". ¿En serio me estás contando que alguien a estas alturas es capaz de lanzar semejante desfachatez surrealista y sin sentido y alguien con 2 dedos de frente es capaz de creerle? 12 años después de la masacre y de repetir por activa y por pasiva Alex Jones esta noticia falsa inventada por él en su web, el 24 % de la población yanqui (75 millones de personas) cree que la masacre de Sandy Hook jamás pasó. Así están las cosas. Pero el asunto no se detiene ahí. Es más grave de lo que parece.
Al ser acusados y señalados de farsantes, con cero empatía y una crueldad extrema e innecesaria por parte de Alex Jones, los familiares de las víctimas (recordemos que principalmente se trataba de niños y niñas con 6 o 7 años de edad), mucha de esa gente creyente en la masacre de Sandy Hook cual teoría conspirativa (recordemos que es el 24 % de la población estadounidense, que equivale a la friolera de 75 millones de personas nada más y nada menos), se han dedicado a insultar, amenazar de muerte y acosar a los familiares desde entonces, tanto en el mundo virtual como en el mundo real, acusándoles de farsantes y "actores de crisis", pues están convencidos de que la masacre nunca ocurrió. ¿De verdad es posible llegar a ese nivel de estupidez, crueldad e inconsciencia? Increíble pero cierto. ¿Acaso hemos perdido la capacidad para salir un momento de nuestro sistema de creencias y ver con objetividad el daño innecesario y gratuito que les estamos ocasionando a unos seres humanos que ya tienen bastante con la desproporcionada tragedia que están viviendo? Y todo... ¿Por qué? ¿Por una simple creencia descabellada y más propia de alguien enajenado o gravemente trastornado que de una persona cabal y coherente?
Para terminar, me gustaría aportar una última sugerencia de lectura. Se trata del libro LOS PELIGROS DE LA MORALIDAD. POR QUÉ LA MORAL ES UNA AMENAZA PARA LAS SOCIEDADES DEL SIGLO XXI (Deusto, Barcelona, 2021) del psiquiatra y divulgador científico español Pablo Malo Ocejo. Es de lo más interesante leer esta entrevista que le hicieron en 'JOT DOWN': https://www.jotdown.es/2021/12/pablo-malo/
Amigo este si fue duro, las cabezas no están bien.
ResponderEliminarAprendo mucho contigo.
Conozco bastante bien los argumentos y las ideas conspiranoicas porque me ha interesado el tema y lo he investigado durante años, pero una cosa es afirmar que el Club Bilderberg o los Illuminati dominan el mundo implantando el Nuevo Orden Mundial y tal, bueno, si quieres te lo crees, vale, pero, joder, decir lo que dijo ese personaje y hacer tanto daño gratuito me parece innecesario. Pero lo más grave es que 75 millones de personas se lo crean y apoyen a ese personaje. No salgo de mi asombro, amigo.
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