Hace dos días, el 24 de septiembre de 2024, terminé de leer el libro TAFTI LA SACERDOTISA. Caminando despierto dentro de una película. Había empezado un día antes con su lectura, tras finalizar con el quinto y último volumen del Transurfing (que por cierto no merece la pena ni reseñar porque no aportan nada al primer volumen ya reseñado por aquí).
Escrito por el mismo autor ruso creador del Reality Transurfing Vadim Zeland.
Mi ejemplar es una primera edición publicada en noviembre de 2020 por la editorial Ishtar Luna-Sol, actualmente ISHTAR. Se trata de una editorial independiente de nicho de mercado, fundada en 2008. Su nicho concreto es la espiritualidad nueva era y las temáticas afines, incluyendo la autoayuda, las pseudociencias y las teorías conspirativas.
Descubrí TAFTI LA SACERDOTISA en las navidades de 2020, cuando hacía apenas un mes de su salida a la venta, en mi librería fetiche habitual, Códex. En principio despertó en mí sentimientos encontrados, pues me pareció en la revisión inicial escrutadora (portada, contraportada, autor e índice) un libro demasiado enfocado a la venta comercial agresiva, lo cual indicaba que usaría un lenguaje y estilo literario inequívoco, simplista, excesivamente sencillo y con ideas superficiales, al ir dirigido a todos los públicos, con la intención de vender ejemplares como churros muy fácilmente consumibles. No me equivoqué ni un ápice. Al final decidí comprarlo por dos motivos: el subtítulo me gustó y pensé que podía sacar provecho de esa metáfora cinematográfica y el precio era muy razonable (18,95 euros), por tanto no perdía mucho si resultaba ser un completo fiasco, pero sí podía sacar muy probablemente algo útil o enriquecedor para mí, como así resultó. Lo leí a principios de 2021 y me pareció curioso e interesante. Hice incluso varias lecturas, subrayando partes con marcadores de colores. Apliqué la sencilla metodología que propone y sustenta todo su contenido, pero no recibí apenas resultados. La verdad es que estaba en una de las épocas más difíciles de mi vida. No fue el momento oportuno, aunque me dejó buen sabor de boca.
El propio autor del libro considera que su anterior creación, el Transurfing, es la "escuela primaria" y Tafti sería el curso avanzado de la "escuela superior".
El libro tiene 342 páginas repartidas en una nota de la traductora, 40 capítulos, la conclusión, los algoritmos, la relación de los principios básicos y una conversación con Vadim Zeland sobre el libro.
Se trata de un libro presentado y escrito como un método de autoayuda arquetípico, basado principalmente en lo que podríamos catalogar como visualización creativa. Lo más importante y significativo a mi juicio es la frase que el autor propone como una especie de "algoritmo" para afirmar en silencio, en voz baja o en voz alta, no importa: "me veo a mí mismo y veo la realidad".
Según la teoría taftiana vivimos como "dormidos" en la vigilia, es decir, que funcionamos por automatismos inconscienciados. Eso es algo en lo que difícilmente pueda estar en desacuerdo, pues no solo llevo tres lustros indagando y trabajando con esa idea, sino que mi experiencia vital cotidiana indica que es así exactamente como sucede el asunto. Podría equivocarme, podría ser una impresión subjetiva errónea, pero, de momento, lo veo de esa forma. Presuntamente, según Zeland, cuando decidimos "me veo a mí mismo y veo la realidad" se produce un cambio en el "flujo" de nuestra "energía vital" o algo parecido y entramos en un estado despierto de atención consciente. Bueno, supongo que tendrá que ver con el dominio que uno tenga de su espacio interior y la forma de enfocar el estado de conciencia, así como capacidad para focalizar y dirigir la atención (algo en lo que llevo trabajando casi tres décadas a nivel personal), pero, al menos en mi caso, es así como sucede. Ya me pasó en 2021 y me está pasando ahora pero con mucha mayor intensidad.
Luego viene la metodología de visualización creativa que en realidad fundamenta todo el contenido del libro: según Zeland, detrás de la espalda tenemos una especie de "configuración energética" o algo parecido, a la cual él decide llamar "trencita", siendo la sede de nuestra intención, por tanto la idea correcta o completa sería "trencita de la intención". Para mí esa especulación tiene una correlación muy clara: la "kundalini Shakti"; una creencia desarrollada en el seno del hinduismo. Se supone que, siempre de acuerdo con Zeland, debemos "activar" esa "trencita" visualizándola intuitivamente (cada cual debe hacerlo como le nazca y lo sienta) para luego "configurar" la realidad imaginando lo que deseamos o queremos alcanzar como objetivo final, igual que si fuera, literalmente, el "fotograma" de una película. Todo el libro se fundamenta en repetir lo mismo.
Literariamente es un libro horrible, mal escrito y con una prosa muy artificial, encasillada en el lenguaje de los peores libros de autoayuda tan simplistas que parecen escritos para "tontos". La traducción (a diferencia de la pentalogía del Transurfing publicada por Obelisco) y la corrección es buena. Las ideas expuestas me parecen interesantes y útiles para ciertas personas (aunque ni de lejos para todo el mundo). Personalmente llevo tres días trabajando con la metodología expuesta y esta vez está siendo muy diferente a la anterior. Lo mejor y más útil a mi juicio son las partes finales, en concreto los algoritmos (páginas 263 a 278) y la relación de los principios básicos (páginas 279 a 325).
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