La ficción científica o ciencia ficción nació como género literario propio en la década de 1920, aunque antes hubo precursores evidentes, al menos desde el siglo XVII, intensificándose en el XIX, destacando a escritores importantes como el francés Jules Verne (1828-1905) o el británico Herbert George Wells (1866-1946). El término science fiction fue acuñado e inventado concretamente en 1926 por el editor y escritor estadounidense de origen luxemburgués Hugo Gernsback (1884-1967), en el contexto de las revistas y la llamada literatura pulp. El premio de entrega anual más importante de la literatura de género (ciencia ficción, fantasía y terror) se llama Premio Hugo en honor a su nombre. Pronto pasó a convertirse en un género artístico que permeó toda la cultura popular, destacando los cómics y el cine. Pero en realidad no se volvió muy popular hasta la década de 1950, cuando una serie de escritores importantes se dedicaron a escribir íntegramente sobre el género, aunque sucedió una curiosidad: se consideraba algo marginal y de poca calidad, incluso entretenimiento para adolescentes, algo muy parecido a lo que sucedió con los cómics, antes de convertirse y valorarse como noveno arte, gracias al trabajo del historietista estadounidense Will Eisner (1917-2005). Los 3 grandes maestros universales de la literatura de ficción científica reconocidos unánimemente son Robert A. Heinlein (1907-1988), Arthur C. Clarke (1917-2008) e Isaac Asimov (1920-1992).
El interés masivo y la gran popularidad experimentada por la ficción científica en la década de 1950 se debió en realidad a la cantidad de avances científicos y sobre todo tecnológicos que se implementaron en las sociedades desarrolladas tras el final de la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces nos volvimos "contemporáneos del futuro" con rapidez, experimentando cambios acelerados a medida que pasaban las décadas, alcanzando un punto de inflexión en la década de 2000.
Pero no obstante eso no hizo que la ficción científica como género literario por derecho propio fuera correctamente valorada en la literatura, dejando una sensación amarga o en todo caso agridulce en los autores que decidieron acabar especializándose en ella. El caso tal vez más emblemático fue el de Philip K. Dick (1928-1982), uno de sus mayores referentes entre 1952 (cuando empezó a escribir en serio) y 1982 (cuando falleció prematuramente), que pasó sus 3 décadas como escritor profesional buscando dejar la ciencia ficción para escribir una obra de literatura "seria" y pasar a formar parte de los escritores literarios "de verdad". Todos los intentos que tuvo fueron rechazados por los editores y al final solo quedó una obra importante terminada, Confesiones de un artista de mierda (Valdemar, Madrid, 1992), que si bien escribió en 1959 no fue publicada hasta 1975, cuando ya era un autor consolidado, muy valorado e incluso premiado dentro de la ciencia ficción.
Aunque hay una amplia cantidad de posibilidades y escenarios explorados por la ficción científica, en el trasfondo se trata siempre de una literatura especulativa que desarrolla argumentos imaginarios proyectados por norma general en un futuro cercano o lejano, aunque también puede hacerlo en no pocas ocasiones hacia el pasado. Los temas recurrentes suelen hacer referencia a especulaciones tecnológicas avanzadas pero casi nunca se remiten a una intención futurológica, es decir, de intentar plasmar un adelanto de lo que viene o podría ser y suceder en el futuro. La aplastante mayoría de la ficción científica se fundamenta en mostrar los miedos, ansiedades y temores del momento actual en el que se escriben los libros o se ruedan las películas del género. Aunque también es posible entrever advertencias de lo que podría pasar, con la intención de evitarlo, como sucedió con las opiniones que tenía el protagonista de este artículo sobre el género.
Aunque no hay consenso entre los especialistas estudiosos del género sobre una definición genérica aceptable, sí se considera en general que la ficción científica o ciencia ficción se refiere a historias ficticias que tratan sobre el impacto de los avances tanto científicos como tecnológicos proyectados especulativamente en el futuro o el pasado, aunque muchas veces también suceden en un presente alternativo diferente (destacando la ucronía) afectando a la cultura y la sociedad a nivel político (destacando la utopía si es un mundo mejor y la distopía si es un mundo peor, aunque la distopía predomina con mucha diferencia).
La ficción científica o ciencia ficción suele ser catalogada por períodos o etapas a nivel histórico. En cada uno de esos períodos se han desarrollado temas o cuestiones candentes y/o predominantes en la época. A grandes rasgos se acepta la siguiente cronología: Edad de Oro (1938-1950); Edad de Plata (1951-1965); Nueva Ola (nacida entre 1965 y 1972 como el período de mayor experimentación literaria); ciberpunk (nacido en la década de 1980); postciberpunk (nacido en la década de 1990); subgéneros contemporáneos (steampunk, biopunk, solarpunk, retrofuturismo).
Entonces, tras un repaso rápido pero necesario para contextualizar, llegamos al quid de la cuestión: el protagonista de este artículo.
Miquel Barceló García nació el 30 de noviembre de 1948 en Mataró, Barcelona, Cataluña, España y falleció una semana antes de su 73 aniversario, el 23 de noviembre de 2021 en la misma localidad. Fue un eminente científico en el sector de la ingeniería aeronáutica, la informática y la energía nuclear a nivel profesional, así como profesor universitario en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).
Debido a su afición desde la infancia por la literatura de género, se convirtió en uno de los mayores expertos y eruditos españoles de la ficción científica. Tanto fue su eminencia en este aspecto que en 1987 empezó como editor de la recién fundada Ediciones B (la editorial principal del Grupo Zeta, un grupo de medios de comunicación ya extinto, fundado en 1976 por el empresario español Antonio Asensio Pizarro [1947-2001], heredera del catálogo literario de Editorial Bruguera [1910-1986]) dirigiendo la colección Nova, fundada por él.
La importancia de Miquel Barceló como experto y erudito de la ciencia ficción en España es de gran relevancia. Fue uno de los encargados de consolidar y dar la seriedad merecida a la literatura de género, en concreto la ficción científica a la que dedicó gran parte de su vida con dedicación, sensibilidad, amor, mucha seriedad y erudición.
La colección Nova se convirtió por los años en una de las referentes principales más significativas del mundo editorial, publicando no solo a los autores y obras más vanguardistas y de calidad, sino llevando prólogos introductorios escritos por Miquel Barceló, cuya característica principal era un erudito estudio preliminar que contextualizaba tanto la obra publicada como al autor, incluyendo estudios comparativos dignos de un ensayo académico especializado aunque breve. Eso hizo que la colección tuviera un alto valor y también que la ficción científica se revalorizara, cambiando la percepción de "baja" literatura para el entretenimiento juvenil que se había tenido durante varias décadas. Miquel Barceló fue sin duda el adalid español en el cambio de percepción y valoración sobre la ciencia ficción, así que no se podría entender bien la madurez y consolidación del género sin su comprometido trabajo riguroso. Que desde finales de 2021 las obras publicadas por aquella colección tan importante no lleven los prólogos introductorios de Miquel Barceló es una lamentable pérdida invaluable aunque inevitable. No hay sustitución posible para la gran persona, erudición y amor devocional por la ficción científica que fue Miquel Barceló.
Entre sus mayores logros se cuenta el impulso para la fundación del Premio UPC, concedido desde 1991 anualmente (aunque en los últimos años la cosa ha cambiado). El emblemático autor británico referencial en la literatura de género Brian W. Aldiss (1925-2017) llegó a afirmar que se trataba del premio europeo con mayor prestigio en la ciencia ficción.
Actualmente NOVA ya no es una colección de Ediciones B sino un sello editorial por derecho propio, desde que Penguin Random House Grupo Editorial compró Ediciones B en abril de 2017. Sin duda y junto a Minotauro se trata de una de las editoriales más importantes en la literatura de género. Por tanto nunca podemos olvidar los lectófilos aficionados a la literatura de género, especialmente la ficción científica o ciencia ficción, que el fundador e impulsor de NOVA cuando solo era una colección secundaria de Ediciones B fue el gran Miquel Barceló García, figura clave en la consolidación de la ciencia ficción en España y los países hispanoparlantes.
Aunque también escribió un par de novelas en colaboración con el traductor y escritor español Pedro Jorge Romero, en realidad lo más destacable y relevante que escribió fue CIENCIA FICCIÓN. GUÍA DE LECTURA (Ediciones B NOVA, Barcelona, 1990) reeditada como CIENCIA FICCIÓN. Nueva guía de lectura (Ediciones B NOVA, Barcelona, 2015). Este libro es fundamental y de lectura obligatoria si te interesa lo más mínimo la ficción científica o ciencia ficción.
Eres un grande, tienes un gusto literario increíble, que suerte haberte encontrado. Vuelves a coronarte como siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias. Esto es recíproco: la misma suerte he tenido yo de encontrarte a ti a través de este blog que, por cierto, al revisar el otro día para los agradecimientos, vi que estuviste prácticamente desde el principio, en la "sombra", con múltiples manifestaciones geniales, apareciendo y desapareciendo, pero siempre tú, valorando esto. ¿Qué sería esto sin ti? Poco, muy poco. Tanto vale lo que yo haga por aquí como lo que tú aportas por allí. Si bien podríamos decir que yo pongo ingredientes comestibles, sin duda tú pones los condimentos, las especias, el aderezo. Y en una ocasión pusiste un ingrediente que, seguro, también ha nutrido a no poca de nuestra gente lectófila en la "sombra". Tienes todo mi respeto y aprecio sincero, seas quien seas y estés donde estés.
EliminarGracias por tus palabras, siempre respondes y eso dice mucho de ti y de tu humildad.
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