martes, 24 de junio de 2025

Alberto Laiseca (1941-2016)

Es indiscutible el valor tanto objetivo como subjetivo de la literatura argentina, destacando en particular todo el siglo XX. Pero en este caso que nos incumbe, no siendo un crítico literario ni mucho menos un especialista académico en literatura, me refiero también a la rareza literaria, lo que más me gusta, fascina y amo. En ese aspecto pocas cosas me parecen tan importantes como el reciente descubrimiento de Alberto Laiseca.

   Si bien las letras españolas e hispanoamericanas tienen una "cantera" inagotable de buena literatura para todos los gustos y paladares (desde lo más comercial hasta lo más contracultural), no obstante Argentina siempre ha despertado mi mayor interés. Me encanta el cine argentino, adoro a los escritores argentinos y especialmente me fascina sobremanera la actividad editorial argentina. 

   Nunca he visitado ningún país hispanoparlante fuera de España todavía y no me cabe duda de que cualquier país no hispanoparlante me interesa lo justo, pues me produce gran rechazo la idea de hacer turismo, convirtiéndome en un turista más y supongo que, debido a mi idiosincrasia particular, lo que más llama mi atención es visitar las librerías, realizar sorprendentes descubrimientos literarios inesperados y comprarme unos cuantos libros. Así que, a priori, solo despiertan mi mayor interés los países hispanoparlantes de América, pero aunque me llaman mucho la atención todos, Argentina tiene algo especial.

   ¿Será que en mi trayectoria vital como lectobibliófilo pronto aparecieron libros de editoriales argentinas con distribución en España o que llegaban de alguna manera?

   Uno de mis mayores referentes cuando empecé a leer libros de manera empedernida, durante la segunda mitad de 1995, fue Jiddu Krishnamurti (1895-1986). Exactamente el primer libro suyo que leí era uno de los 3 volúmenes de COMENTARIOS SOBRE EL VIVIR. Aunque luego han sido reeditados por la editorial española Kairós, la primera edición original traducida al castellano fue, al menos hasta donde sé, la publicada por Editorial Kier. Mi ejemplar pertenecía a alguna reedición (que no recuerdo) de esa editorial, con sus inconfundibles tapas de color blanco sin imágenes ni ilustración alguna en la portada, un libro sobrio pero elegante, serio y de calidad.

   Editorial Kier es una conocida, popular, prestigiosa y premiada editorial argentina especializada en espiritualidad nueva era, esoterocultismo y pseudoterapias. Fue fundada como librería en 1907 en Buenos Aires. Después se especializó como editorial independiente pionera en esoterocultismo y espiritualidad, consolidándose a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, cuando no era tan fácil encontrar libros sobre esas temáticas en los países hispanoparlantes. Durante las casi 4 décadas (1939-1975) de franquismo en España, un régimen dictatorial de tipo militar ultraconservador nacionalcatólico, la población interesada en esas temáticas prohibidas por el régimen accedía de manera oculta a través de los libros que publicaban editoriales como Kier, llegados prácticamente de contrabando desde Argentina y otros países hispanoparlantes donde había algún tipo de distribución. En 2003 la librería original fue declarada de valor patrimonial por el gobierno porteño y en 2018 abrió una filial, editorial Kier España, lo cual ha hecho que hoy tengamos su amplio catálogo disponible en España y no solo libros residuales que llegaban con cuentagotas y como un delito, más de medio siglo atrás.

   A partir de aquel entonces, tras mis inicios en la lectofilia, siempre he buscado libros publicados por editoriales argentinas y que, por algún motivo, hubieran llegado a España. En la actualidad es más fácil encontrar libros publicados por editoriales argentinas, pues unas cuantas tienen cierta distribución en España, aunque no en todas las librerías ni de lejos. Por eso cada vez que encuentro algo de mi interés es como una joya que leo y guardo con mucho cariño. Mi mayor "cantera" hasta el momento ha sido 80 Mundos, en Alicante, donde he comprado libros de magníficas editoriales como Caja Negra Editora o Adriana Hidalgo editora, las 2 editoriales argentinas de las que he podido encontrar algo. Pero hace un tiempo que tengo una idea rondando por mi cabeza y es empezar a realizar "viajes literarios", lo cual implica primero recorrer la geografía peninsular descubriendo librerías pequeñas, originales, diferentes, únicas.

   Pero el primer país en el que pienso es Argentina, sin duda. Me imagino ("fantasía" total) cargado de pesos argentinos que previamente he convertido a partir de los euros que circulan en España y gran parte de Europa como moneda legal en curso desde 2002 (¿sacados de dónde? Misterios de la vida, el especulativo dinero inventado cual convención social humana y por el cual debemos ingeniárnoslas durante toda nuestra existencia, con esa cantidad imprevisible de sucesos vitales que a veces parecen subirnos a la "cresta de la ola" y luego hundirnos en los "pozos" más hondos de la miseria; los vaivenes cotidianos de la vida que nos zarandea a diestro y siniestro). Y ya en la República Argentina, a explorar ese inmenso y maravilloso país del Cono Sur para descubrirlo en clave lectobibliófila, buscando cada librería peculiar para indagar en su interior escrutándola de arriba abajo, metiéndome en cada vericueto argentino. Pero pongamos fin a mi "fantasía" y volvamos a la realidad.

   Alberto Jesús Laiseca fue un emblemático escritor polifacético y también presentador televisivo argentino, nacido el 11 de febrero de 1941 en Rosario, Santa Fe, Argentina y fallecido el 22 de diciembre de 2016 en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

   Su producción literaria fue amplia, diversa y muy exquisita, publicando una veintena de obras que abarcaron géneros literarios como la poesía, la novela, los relatos cortos y el ensayo, es decir, 4 de los géneros más significativos de la literatura.

   Pero no solo se dedicó a la escritura sino que también condujo varios programas televisivos donde habló sobre el cine y la literatura de terror. Aparte de eso participó en un programa de citas respondiendo consultas amorosas y por último participó en un par de películas entre 2008 y 2011, dirigidas ambas por los directores y productores argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat. En la primera, 'El artista', fue coprotagonista. La segunda, 'Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo', es la adaptación cinematográfica de un relato suyo inédito.

   Alberto Laiseca es uno de los escritores argentinos mejor valorados de la segunda mitad del siglo XX, pero fue un autor muy peculiar, ya que su pluma siempre se posicionó alejada de la literatura comercial masiva o superventas, manteniéndose en los márgenes y dando a imprenta no pocas rarezas literarias nunca aptas para cualquier lector medio o acostumbrado a la literatura más comercial y facilona, pues desarrolló un singular estilo muy propio que hizo escuela, sentó cátedra literaria y marcó también un punto de inflexión en las letras. No hay más que ver sus dispares influencias: el escritor, poeta, periodista y crítico literario estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849); el escritor, poeta y dramaturgo británico Oscar Wilde (1854-1900); el escritor británico Henry Rider Haggard (1856-1925); el escritor y periodista francés Gaston Leroux (1868-1927); la escritora y filósofa rusa nacionalizada estadounidense Ayn Rand (1905-1982); el escritor finlandés Mika Waltari (1908-1979); o la figura filosófica legendaria y religiosa mítica china Lao Zi.

   Con estas dispares influencias tan sugerentes podemos ver la particular mentalidad y el pensamiento abierto de Laiseca, así como su orientación o tendencias literarias, pues tuvo como referentes a uno de los maestros universales de la literatura breve, precursor del terror psicológico o la ciencia ficción, así como inventor de la novela policíaca (Poe); uno de los mejores dramaturgos e ingeniosos escritores modernos (Wilde); el especialista en novela de aventuras, creador del subgénero de fantasía y/o ciencia ficción Mundo Perdido (Haggard); un emblemático escritor de novelas de terror y policíacas (Leroux); la fundadora de la posición filosófica y política conocida como objetivismo (Rand); la novela histórica especializada (Waltari); o el taoísmo, tanto filosófico como religioso (Lao Zi). De hecho, Laiseca se posicionaba religiosamente hablando como practicante de la religión tradicional china; religión politeísta que presenta aspectos esenciales del shamanismo e influencias profundas del confucianismo, el taoísmo y el budismo. Todo ello se refleja de muchas maneras y prismas en lo que escribió.

   Su apasionante vida recuerda en el trasfondo juvenil, en cierta manera y hasta cierto punto, al escritor y poeta estadounidense en el margen de los márgenes, Charles Bukowski (1920-1994), pues tuvo una infancia y adolescencia difícil y muy conflictiva con su padre, que le maltrataba. Pronto despertó su pasión por la lectura y como nos ha pasado a tantos (incluyendo a Bukowski), le salvó la vida (un servidor es incapaz de concebir la vida sin la lectura desde hace 30 años y tengo 50 recién cumplidos, hasta el punto de haberme fagocitado la vida y la mayor parte del modesto dinero que ha llegado a esa, mi vida). Aunque finalizó los estudios secundarios y empezó la carrera académica de ingeniería química, abandonó en 1964 para dedicarse a escribir. Bueno, nada es más significativo en un lectófilo de verdad que desear dedicarse a la escritura, especialmente cuando la consideración llega hasta el punto de aseverar que los libros han sido la salvación de tu vida (y no religiones proselitistas, espurias y para la masa común como el cristianismo o el islam, que prometen una "salvación" postmortem para toda la eternidad). Entonces empezó a desempeñar esos llamados "trabajos de mierda", experimentando la precariedad al vivir en pensiones, para transformar en literatura esas experiencias recreadas (algo totalmente bukowskiano por definición). Sus inicios como escritor alrededor de 1966 estuvieron relacionados con los encuentros de Laiseca al entrar en contacto con toda una serie de personajes bohemios marginales porteños que luego se convirtieron en referentes.

   Su primera actitud literaria es uno de los primordiales sellos de identidad que lo definen: la negación a publicar libros, granjeándose una visión de autor anticomercial. Fíjate el detalle: Laiseca empezó a escribir en 1966 pero su primer relato corto (que no novela) apareció publicado en 1973. Los textos iniciales carecían de argumento y eran pura literatura experimental, a la que llamó "textos caoístas". 3 años después, en 1976, apareció publicada su primera novela, usando el género policíaco para escribir en realidad una parodia. Desde esta primera novela estableció las líneas argumentales de su propio estilo, personal e intransferible, ya que Laiseca se inspiró en otros autores y géneros pero nunca se adscribió a ningún estilo ni corriente, sino que desarrolló su propio estilo personal y creativo, como hacen los genios en cualquier arte. Y Laiseca, sin duda, lo era a nivel literario. Esos sellos de identidad son: un humor muy negro, escenas recurrentes de violencia y largas disertaciones sobre literatura y esoterocultismo en boca de sus personajes.

   Hacia 1982 se convirtió en un autor de culto para los escritores emergentes de su generación, destacando principalmente al escritor, guionista y crítico literario argentino Ricardo Piglia (1941-2017). Por aquella época terminó de escribir la que muy probablemente sea su obra maestra indiscutible, aunque no se publicó hasta 1998 debido a diversos avatares: LOS SORIAS. Esta monumental y extensísima novela (la más larga de toda la literatura argentina, superando las 1.300 páginas) es uno de los mayores hitos literarios, en nivel de complejidad, dificultad y genialidad. Es la obra maestra gracias a la cual descubrí a Laiseca a finales del año pasado.

   A partir de 1985 siguió publicando novelas con una gran recepción por parte de los críticos, lo cual le llevó a consolidarse como autor. Simultáneamente empezó a impartir durante las siguientes 2 décadas talleres de literatura, donde, por el tiempo, surgieron autores importantes de la mejor literatura argentina actual. En 1991 publicó un magnífico y disruptivo ensayo a favor del plagio, que le ayudó a consagrarse definitivamente como autor de culto. Siguió escribiendo y publicando durante la década de 1990, ya consagrado, refiriéndose a partir de entonces con un nombre propio que definía su estilo narrativo y literario: "realismo delirante". En 2002 dieron comienzo sus incursiones televisivas como narrador, usando únicamente su voz y una ambientación minimalista. Luego llegó el coprotagonismo en la citada película de 2008. Se acercaba la recta final de una productiva vida literaria altamente creativa. En 2014 publicó su última novela. La aparición pública definitiva tuvo lugar en un contexto literario que sucedió en junio de 2016. 5 meses después falleció en el geriátrico donde residía desde mediados de 2015. En 2023 se publicó su primera obra póstuma, reuniendo 3 novelas, una de ellas escrita al principio de su carrera literaria e inédita y otra escrita poco antes de fallecer.

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