Acabo de leer el libro El planeta de los hongos. Una historia cultural de los hongos psicodélicos.
Escrito por el ingeniero, narrador, crítico cultural y pornografógrafo mexicano Naief Yehya, nacido el 13 de septiembre de 1963 en Ciudad de México. Se trata de un escritor consolidado, tanto de novelas como de ensayos y artículos periodísticos, publicando muchas de sus obras en los dos grandes grupos editoriales que operan en los países hispanoparlantes: Planeta y Random House (así como en varios de sus sellos más importantes: Paidós, Plaza y Janés, Tusquets o Debate).
Mi ejemplar es una primera edición original en castellano publicada en junio de 2024 por la EDITORIAL ANAGRAMA. Es el número 609 de la colección ARGUMENTOS, la colección dedicada a la publicación de ensayos. Anagrama es una mítica editorial española fundada en 1969 por el editor y escritor español Jorge Herralde Grau (nacido en Barcelona, España, el 20 de marzo de 1935). Aunque es una de las editoriales independientes más importantes de la Transición democrática y apostó fuerte por la contracultura (con literatura de ficción y de no ficción) dando a conocer en España a autores emblemáticos por primera vez, fue vendida en 2010 a la editorial italiana Giangiacomo Feltrinelli Editore, conocida como Feltrinelli a secas. Desde 2017 la editora española Silvia Sesé Pérez es la directora editorial de Anagrama tras la salida de Herralde, que había sido no solo el fundador sino también el director durante casi medio siglo. Desde entonces se nota (o al menos yo he notado) mucho el cambio. Anagrama, a mi subjetivo juicio, no es lo que era cuando hace un cuarto de siglo descubrí, gracias a su labor editorial, a legendarios autores como William S. Burroughs (1914-1997), Charles Bukowski (1920-1994), Jack Kerouac (1922-1969), Allen Ginsberg (1926-1997), Ken Kesey (1935-2001) o Hunter S. Thompson (1937-2005) entre otros.
Se trata de una interesante y buena aunque muy breve historia de la psicodelia enfocada desde el trasfondo fúngico pero sin olvidarse de otros principios psicoactivos procedentes de fuentes vegetales no fúngicas, de ahí que, a pesar del subtítulo, no solo se limita al hecho de la existencia de hongos con principios alcaloideos psicoactivos, sino (y esto ha sido lo inesperadamente más interesante para mí) a un estudio sobre el mundo vegetal de los hongos y su importancia planetaria vital, mucho más allá del fenómeno triptamínico psicodélico concreto. Por eso considero que lo más significativo y para reflexionar del libro no consiste en la parte central, sino en el principio y el final.
El libro tiene 190 páginas de contenido útil (añadiendo 13 páginas más de bibliografía y agradecimientos) distribuidas en la presentación, la introducción y cinco capítulos con varios apartados para desglosar cada capítulo. Esto hace que la lectura sea amena y fácil de detener sin perder el ritmo ni el sentido del contenido.
El primer capítulo titulado TODOS LOS HONGOS SON MÁGICOS (páginas 25 a 58) nos muestra la realidad existencial del mundo de los hongos en general y es lo más alucinante de todo (mucho más que tomar hongos psilocibios que contengan triptaminas: psilocibina y psilocina o amanitas no letales que contengan isoxazoles: muscimol y ácido iboténico). Es el capítulo más relevante a mi juicio y digno de leer tanto si te interesa el tema psicodélico como si no, pues cambia tu percepción del mundo vegetal y la importancia tan significativa que tiene el mundo fúngico, que no puede ser catalogado taxonómicamente como parte del reino vegetal (a pesar de compartir ciertas características inequívocas) pero tampoco del reino animal (a pesar de tener una especie de inteligencia colectiva digna de admiración).
El segundo capítulo titulado LA AMÉRICA ALUCINANTE (páginas 59 a 82) hace un recorrido principal por América, con un obvio y necesario énfasis en Mesoamérica, donde a lo largo de su historia ha sido popular el consumo de hongos y plantas psicodélicas hasta que la llegada de los invasores, conquistadores y colonizadores españoles registró con desaprobación conspiranoica satánica ese uso ritual ceremonial sagrado y religioso autóctono indígena, intentándolo desincentivar para imponer su fraudulenta religión monoteísta evangelizadora propia: el cristianismo católico. Pero también visita en menor medida otras experiencias europeas de la antigüedad donde no es tan visible ni evidente el uso probable de hongos psicodélicos (como la hipótesis especulativa pero no probada de que en los misterios eleusinos griegos se usara centeno infestado con cornezuelo y por tanto contuviera LSA o amida del ácido lisérgico con efectos psicodélicos).
El tercer capítulo titulado APROPIARSE LA EXPERIENCIA MÍSTICA (páginas 83 a 155) es el más extenso y centrado en el contenido que promete el subtítulo del libro: la verdadera historia cultural popularizada de los hongos psicodélicos. Siendo justo, el autor se refiere en las primeras 6 páginas a los pioneros en el estudio de las plantas y los principios psicofarmacológicos a finales del siglo XIX, incluso los grandes olvidados. Es todo un detalle por su parte. Luego se centra en el polémico personaje que le dio la verdadera popularidad inicial a los hongos psicodélicos: el banquero estadounidense y pionero en el estudio de la etnobotánica e inventor de la etnomicología centrada en el estudio y conocimiento de los hongos psicodélicos Robert Gordon Wasson (1898-1986). Yehya nos explica a la perfección la historia de cómo conoció a la curandera mexicana mazateca de Oaxaca María Sabina (1894-1985) el 29 de junio de 1955, cuya especialidad era el uso ritual ceremonial sagrado y curativo de hongos psilocibios. Presentando objetivamente la verdad de Wasson y su incumplimiento de lo acordado, Yehya nos muestra cómo este banquero y aficionado sin escrúpulos publicó el artículo en la muy popular revista estadounidense Life el 13 de mayo de 1957, que sería el pistoletazo de salida para la psicodelia entendida como un uso masivo callejero descontextualizado de plantas, hongos y principios activos semisintéticos y sintéticos de laboratorio con potente psicoactividad, destacando la LSD-25 o dietilamida del ácido lisérgico, dentro del movimiento contracultural hippy de la década de 1960. De aquí Yehya hace todo el recorrido desde Wasson y la CIA con el conocido proyecto MK Ultra, hasta el polémico psicólogo, escritor y pionero psicodélico estadounidense Timothy Leary (1920-1996), pasando por el químico e intelectual suizo descubridor de la LSD Albert Hofmann (1906-2008), para detenerse en el excéntrico escritor, orador, etnobotánico y psiconauta estadounidense Terence Kemp McKenna (1946-2000) al que dedica mayor número de páginas desglosando resumidamente su pensamiento y filosofía especulativa particular en torno a los hongos psicodélicos, las triptaminas y sus presuntas conexiones con ideas delirantes aunque fascinantes sobre los extraterrestres, la espiritualidad, la evolución homínida, el desarrollo cognitivo, la cibercultura e incluso el tiempo, la mayoría de ellas sin fundamento real y rozando todo lo pseudocientífico.
El cuarto capítulo titulado ORÍGENES Y PRESERVACIÓN DE LA CONSCIENCIA (páginas 157 a 180) empieza revisando con sensatez sobria la hipótesis mckennaniana (propuesta por los hermanos McKenna, Terence y Dennis) conocida como teoría del mono drogado (stoned ape theory) y propuesta por primera vez en el libro de Terence McKenna Food of the Gods, publicado por primera vez en inglés en 1992. La hipótesis (rechazada por la comunidad científica) propone que la transición del homo erectus al homo sapiens y la revolución cognitiva que supuso después fue provocada por el consumo de hongos psilocibios, basándose en los estudios realizados por el psicofarmacólogo húngaro Roland L. Fisher (1915-1997). El rechazo de la comunidad científica tiene varios motivos, el principal de los cuales es que hubo un malentendido en las conclusiones que McKenna sacó de los estudios de Fisher, aunque también se rechaza por ciertas especulaciones sin base ni fundamento. Después hay un apartado en el que el autor nos cuenta su interesante segundo "mal viaje" con hongos psilocibios (páginas 164 a 166) donde: "No tuve alucinaciones como otras veces. El resto de la noche lo pasé en mi habitación, incapaz de dormir, angustiado por el descubrimiento de que mi vida, como la había considerado, había terminado años atrás en Chiapas y lo que había vivido hasta entonces era una especie de simulación de la cual ya no tenía certeza alguna. Imaginaba que la tierra era una madeja de hilos finísimos, que suponía eran las 'raíces' de los hongos, que conformaban algo así como la corteza terrestre sobre la que sostenían los continentes, los países y las ciudades. Esa red, que ahora imagino como una especie de micelio planetario, controlaba nuestras vidas y comer hongos podía darnos la ventaja pasajera de ver su funcionamiento". De ahí llegamos a la actualidad donde, tras el sensacionalismo alarmista e infundado que se estableció en la década de 1960 y las políticas prohibicionistas claramente erróneas y equivocadas que se establecieron como "la guerra contra las drogas" a partir de 1971 en Estados Unidos, se está retomando con cautela, precaución y sensatez la investigación psicodélica. Yehya sabe exponer el tema con rapidez pero sin perder un ápice sobre las investigaciones punteras y los descubrimientos más recientes, como cuando expone una de las últimas explicaciones neurocientíficas sobre el funcionamiento psicodélico potencialmente terapéutico, basada en un descubrimiento relativamente reciente: la Red de Modo Predeterminado o Red de Modo por Defecto (páginas 166 a 177).
El quinto y último capítulo titulado LA CIBERDELIA (páginas 181 a 195) habla de la vigencia ubicua que siempre ha tenido la psicodelia en los inicios y desarrollo de Silicon Valley, sin dejar de criticar muy certeramente las desviaciones tóxicas que ha terminado teniendo internet y toda la cibercultura en la actualidad, pero lo más interesante a mi parecer para culminar este buen libro ha sido la CONCLUSIÓN (páginas 197 a 199) en ese espíritu de brevedad pero concisión que caracteriza el libro: "En un viaje de hongos en la selva de Palenque vi como las plantas y la naturaleza que me rodeaban eran los residuos vivientes de una civilización anterior a la humana..." (página 199). Para conocer el desenlace de esta reflexión final deberás leer el libro. Ojalá estimule en ti las reflexiones y cambios perceptivos que me ha producido a mí.
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