Acabo de leer el libro El secreto de Rennes le Château y el misterio del tesoro de los Templarios.
Escrito por el sacerdote anglicano jubilado, artista y autor británico Lionel Fanthorpe, nacido el 9 de febrero de 1935 y todavía vivo a sus 89 años de edad cuando escribo esta reseña, junto con su esposa Patricia Fanthorpe.
Originalmente fue publicado en inglés en 1992 por Red Wheel/Weiser (Boston, Massachusetts, USA). Mi ejemplar es una segunda edición publicada en julio de 2005 por Editorial EDAF (Madrid, España) con traducción al castellano de Mario Lamberti y prólogo a la edición de 2004 de Tim Wallace-Murphy. Es el número 31 de la colección MUNDO MÁGICO Y HETERODOXO.
El libro tiene 372 páginas y está distribuido en dos prólogos, una introducción, 12 capítulos, apéndices y bibliografía.
La verdad es que la editorial EDAF se convirtió en una de mis primeras editoriales fetiche tras despertar mi lectofilia la tercera semana de abril de 1995. Luego parece ser que ha cambiado su proyección profesional diversificándose más, pero en aquella época apostaba fuerte por el esoterismo, el ocultismo y el orientalismo. Todavía recuerdo con cariño su emblemática colección LA TABLA DE ESMERALDA.
El tema tratado en este libro parece ser algo un tanto obsoleto más allá del mundo conspiranoico, aunque en su momento y durante unas dos o tres décadas tuvo su auge, convirtiéndose el trasfondo incluso en un fenómeno editorial que podríamos catalogar sin temor a equivocarnos como un género propio: el thriller pseudohistórico basado en la presencia ubicua del misterio y la resolución de enigmas, mediados por acertijos o criptogramas que van dando ciertas pistas que a su vez conducen a otros acertijos o criptogramas hasta el desenlace final, intercalando teorías conspirativas en la trama. La cumbre inaugural del género literario citado fue El código Da Vinci, del escritor estadounidense Dan Brown (nacido el 22 de junio de 1964), novela de misterio publicada por Random House en su sello Doubleday en abril de 2003 y que se convirtió en uno de los mayores superventas, con más de 79 millones de ejemplares vendidos en 44 idiomas. Luego se adaptó una versión cinematográfica hollywoodiense de título homónimo, que se estrenó en 2006, dirigida por Ron Howard e interpretada por Tom Hanks y Audrey Tautou. También derivó el asunto en una amplia cantidad de libros y películas muy emblemáticas, como las dos de National Treasure (traducidas en España como La Búsqueda) creadas por Disney y estrenadas en 2004 y 2007 respectivamente, extendiéndose en 2022 a una miniserie de una temporada y 10 episodios, aunque sin relación con ambas películas y sus protagonistas, excepto un pequeño e irrelevante cameo.
El tema al que me refiero es el presunto misterio especulativo y legendario que rodea la pequeña población francesa de Rennes-le-Château, ubicada en el departamento de Aude, en el área del Languedoc, con apenas un centenar de habitantes. Su fama, conocimiento y renombre se debe a uno de los mayores poderes artísticos inventados por nuestra especie: el poder de la literatura y su capacidad para especular imaginando y (lo más importante) haciendo que los demás especulen e imaginen. Pocas cosas son tan absorbentes y gratificantes como el misterio. A un servidor le atrae desde siempre y parece ser que a una amplia cantidad de congéneres les pasa lo mismo o algo parecido. Pero el misterio se enfoca desde dos perspectivas opuestas: la ficción y el ensayo. En 1967 un escritor francés asociado al surrealismo artístico, Gérard de Séde (1921-2004), cuya extensa producción literaria quedó asociada a la pseudohistoria y las teorías conspirativas, publicó un libro sobre un presunto tesoro encontrado en Rennes-le-Château por un sacerdote de la segunda mitad del siglo XIX y párroco en esa población entre 1885 y 1909, llamado Bérenger Saunière (1852-1917). El libro, titulado originalmente L'Or de Rennes, fue un éxito de ventas tan grande que se reeditó varias veces con otros títulos, como Le Tresor Maudit de Rennes-le-Château en la edición de bolsillo, o Signe: Rose + Croix en la popular edición de 1977. De Séde fue el autor que dio el pistoletazo de salida a las infundadas pero amplias especulaciones sobre esta diminuta población y su párroco, atribuyéndole una riqueza que según las afirmaciones comunes compartidas por los presuntos autores interesados en el tema provendría, más o menos, de algún tipo de tesoro relacionado con órdenes o movimientos históricos como los templarios y los cátaros (en el caso más razonable) pero también con la presunta "sociedad secreta" inexistente del Priorato de Sión (en el caso menos razonable). Aunque todo ello no son más que afirmaciones infundadas y rechazadas de pleno por todos los historiadores e investigadores serios. Corrido el tiempo se demostró que el famoso Priorato de Sión (piedra angular de las especulaciones) tan cacareado por la mayoría de autores relacionados con el presunto misterio de Rennes-le-Château (y usado después por Dan Brown en su novela superventas como si fuera información histórica veraz que no es) era un invento fraudulento ideado por el dibujante y estafador francés de ideología ultraderechista Pierre Plantard (1920-2000) para presentarse como descendiente directo legítimo del rey franco merovingio Dagoberto II (652-679). Todo el engaño se remonta al 25 de junio de 1956, cuando Pierre Plantard y André Bonhomme registraron legalmente una nueva asociación llamada el Priorato de Sión (afirmando el propio grupo que Sión no hacía referencia a Israel sino a una montaña local). Se disolvió a los pocos meses, en diciembre de 1956. Para dar mayor credibilidad a la historia que pretendía legitimar a Plantard como heredero monárquico merovingio, tanto él como sus colaboradores (donde se suele incluir a Pierre Plantard como el escritor, a Philippe de Cherisey como el fabricante y a Gérard de Séde como uno de los principales cómplices) falsificaron una serie de documentos y pruebas que esparcieron por varios lugares de Francia, destacando los Dossiers Secrets en la Biblioteca Nacional de Francia. Debido a la repercusión pública que tuvo el caso, hubo incluso un proceso judicial entre 1993 y 1994 por cierto escándalo derivado de las afirmaciones de Plantard para perpetuar su engaño, que acabó demostrando, tras un registro domiciliario donde se requisaron muchos documentos (y la admisión del propio Plantard), que todo había sido un fraude sin más. La relevancia pública del fraude tuvo repercusión mediática a partir de 1982 cuando tres autores (dos británicos y un neozelandés) llamados Henry Lincoln (1930-2022), Michael Baigent (1948-2013) y Richard Leigh (1943-2007) publicaron un libro en la prestigiosa editorial británica Jonathan Cape, escrito en colaboración y titulado The Holy Blood and The Holy Grail (traducido en España como El enigma sagrado) donde se reproduce una investigación pseudohistórica inspirada en el libro de Gérard de Séde L'Or de Rennes, cuya línea argumental toma en serio la historia del Priorato de Sión como válida. Desde comienzos de la década de 1970 el escritor británico Henry Lincoln, que leyó el libro de Gérard de Séde, protagonizó una serie de documentales para la BBC donde habló por primera vez del tema al gran público, poniéndolo de moda (The Lost Treasures of Jerusalem de 1972; The Priest, the Painter and the Devil de 1974 y The Shadow of the Templars de 1979). Pero lo más importante para el caso llegaría con la publicación del libro citado más arriba y que Lincoln escribiría en colaboración con Baigent y Leigh.
En 1988 (afirma Tim Wallace-Murphy en el prólogo a la edición de 2004) dos bibliógrafos contabilizaron unas 473 obras, ensayos y artículos, al margen de más de un millar de páginas en Internet, todas ellas dedicadas al misterio de Rennes-le-Château (página 12). La verdad es que, aunque siguiendo una línea especulativa con la misma falta de fundamento que las otras, el libro del matrimonio británico Fanthorpe es probablemente el más sensato y sobrio de todos, exceptuando el sesgo cognitivo como cristianos practicantes, especialmente por parte de Lionel Fanthorpe, que en 1992, cuando se publicó la primera edición original en inglés, era pastor anglicano de la Iglesia de Gales. A mi juicio se trata de un buen resumen sintetizado de todos los lugares comunes que desató la moda del supuesto misterio esotérico y conspiranoico presente en la pequeña población francesa, aunque sin ningún viso de realidad plausible más allá de una leyenda fabricada artificialmente por De Séde en 1967, divulgada por Lincoln entre 1972 y 1979, así como llevada al extremo especulativo más infundado por Lincoln, Baigent y Leigh (cuya hipótesis principal es que Jesucristo no murió en la cruz y sobrevivió exiliado en Francia, casándose con María Magdalena, para tener una descendencia que acabaría convirtiéndose en la dinastía francesa de los reyes merovingios) en 1982 y 1987 (al publicar la secuela de su primer éxito superventas, titulado The Messianic Legacy). Por descontado que el matrimonio Fanthorpe, como buenos cristianos practicantes, dedica el capítulo 4 de su libro, titulado EL AUTÉNTICO MENSAJE MESIÁNICO (páginas 97 a 110), a realizar una revisión crítica de la hipótesis planteada por Lincoln, Baigent y Leigh en sendos libros, desmontándola. Si bien la historia bíblica neotestamentaria de Jesucristo no tiene ni pies ni cabeza fuera del ámbito de la fe cristiana, la invención especulativa de Lincoln, Baigent y Leigh ya es el colmo de la imaginación fabuladora llevada al extremo. Pero, no obstante, Dan Brown todavía la llevó más lejos si cabe con su famosa novela que no solo no agotó el tema, sino que por el contrario volvió a renovarlo en 2003, derramando otra vez ríos exegéticos de tinta sobre los mismos enigmas y misterios presentados en un nuevo formato por la novela browniana.
La premisa que fundamenta todas las especulaciones sobre Rennes-le-Château es presentada en la INTRODUCCIÓN AL MISTERIO (página 27): el cura Bérenger Saunière, nacido el 11 de abril de 1852, fue nombrado párroco de la población el 1 de junio de 1885. Poco después empezó a gastar dinero a gran escala. Aunque el matrimonio Fanthorpe reconoce inmediatamente después que "De las pruebas de las que hoy se dispone no se puede saber si encontró un antiguo tesoro, o si tuvo acceso a alguna forma de crear o de obtener dinero", no obstante solo ese hecho (gastar grandes cantidades de dinero poco después de obtener el puesto de párroco) es suficiente para inventar una serie de especulaciones delirantes. A ambos autores, a pesar del tratamiento sobrio y sensato que hacen del tema, no les cabe duda de que hay un claro misterio, aunque también barajan la posibilidad remota (a su juicio) de que no sea nada el asunto. En la siguiente página vuelven a reconocerlo: "El único hecho cierto es que Bérenger Saunière gastó gran cantidad de dinero". No hay más. De ahí vienen luego todas las fantaseadas propuestas, la principal de las cuales ha sido precisamente la más fraudulenta, inventada por Pierre Plantard y expuesta por primera vez por Gérard De Séde: "[...] ciertos mensajes codificados llevaron a Saunière a la búsqueda de un tesoro de oro, plata y joyas, ocultado en el cuerpo del rey Dagoberto II, en una cripta situada bajo la antigua iglesia" (página 28). Como si Saunière fuera Indiana Jones o Benjamin Franklin Gates III. De ahí que luego su apellido pasara a formar parte de un personaje en la novela de Dan Brown. No obstante el matrimonio Fanthorpe indica que se trata de una afirmación popular que si bien admisible presenta serias dudas. Otras hipótesis hablan del descubrimiento de tumbas antiguas donde, siguiendo las costumbres de la nobleza, se enterraba a los sujetos con todas sus joyas y adornos. Según esta especulación Saunière fue un ladrón de tumbas disfrazado de cura. Luego tenemos también otra no menos infundada especulación: que tras la caída de la fortaleza cuasi inexpugnable de Montségur a manos de los cruzados católicos en 1244, un puñado de cátaros huyera con "El tesoro de su fe" (página 29). Aunque nadie sabe (y el matrimonio Fanthorpe lo reconoce) en qué podía consistir ese presunto tesoro, la afirmación ahí está (por si acaso). Luego vienen ¿cómo no? los templarios y su hipotético tesoro. Como afirmaba el fabuloso semiólogo, filósofo y escritor italiano Umberto Eco (1932-2016) en su obra maestra El péndulo de Foucault: siempre que se habla de conspiraciones, sean las que sean, alguien saca a los templarios. Por descontado que los templarios no solo no podían faltar sino que el libro aquí reseñado los lleva adheridos al título, aunque luego prácticamente no aparecen en su contenido más que de forma secundaria residual. Pero la cosa no se detiene ahí y llega incluso a las fantasías alquimistas y rosacruces (otro fraude inventado en el siglo XVII). Aquí ya el delirio es sonrojante, con la piedra filosofal por en medio. En el caso del Priorato de Sión, el matrimonio Fanthorpe estuvo a medio camino entre la credulidad y el escepticismo. En 1992 estaba a punto de quedar todo el asunto aclarado pero los rumores del inmenso fraude que era no se habían confirmado todavía, así que los autores dejan la duda en el aire. También sacan a colación el antiguo Egipto, al legendario personaje Hermes Trismegisto y la posibilidad de que la Tabla de Esmeralda acabara por alguna misteriosa relación llegando a Rennes-le-Château. Sin comentarios. Pero también, ya que están puestos a barajar todas las especulaciones, hablan de "Un estudioso de magia [...] estaba seguro de que Saunière había realizado en secreto el ritual conocido como <la convocación de Venus>" (página 31). Rematando ya la cuestión dedicarán un breve capítulo entero (el octavo, titulado LA CONEXIÓN DE LOS HABSBURGO, páginas 223 a 232) a la posibilidad de que todo fuera una especie de negocio con la dinastía austrohúngara imperial de los Habsburgo, en base al ofrecimiento que Saunière les haría de una antigua reliquia religiosa encontrada en ese presunto tesoro cátaro-templario-merovingio descubierto por el párroco de Rennes-le-Château.
Parece ser que el matrimonio Fanthorpe se propuso escribir el libro más completo sobre la cuestión, no con la pretensión (a diferencia de la mayoría de autores) de dar una solución (que no existe) al hipotético misterio (que tampoco parece existir) sino de exponer de la manera más sensata, poco prejuiciosa y respetuosa todo lo que se había dicho hasta ese momento a lo largo de un cuarto de siglo, empezando por el entorno y la historia de Rennes-le-Château en los dos primeros capítulos (páginas 41 a 79). Luego hablan de los factores religiosos y teológicos (páginas 81 a 96), de líneas, santuarios y signos (páginas 111 a 138) e incluso se atreven a especular con ciertos códigos, cifrados y criptogramas en el sexto capítulo (páginas 139 a 174). Los mejores capítulos a mi juicio son los dos últimos, VISLUMBRES Y OJEADAS: IMPRESIONES DE ALGUNOS INVESTIGADORES DE RENNES CONTEMPORÁNEOS (páginas 261 a 278) donde revisan a Henri Buthion; a Henri Fathin; a Baigent, Leigh y Lincoln; a Paul Smith; a Stanley James; a Elizabeth van Buren; a Émile Saunière; a Robin, Herrera y Markale, así como las CONCLUSIONES (páginas 279 a 309).

Encontré el libro la tarde del lunes 8 de julio de 2024 en una de las librerías París-Valencia. Me costó apenas 2,95 euros. El ejemplar estaba nuevo e intacto, junto con otros ejemplares, como salido de la imprenta. Era claramente un saldo sobrante de la segunda edición. Empecé a leerlo unos días después, intercalado con otras lecturas. Todas las mañanas he caminado un rato leyendo un capítulo. Al principio me conectó bastante pero pronto perdió fuelle tras empezar las especulaciones. Los tres primeros capítulos me gustaron y engancharon, pero a partir del cuarto fui desconectándome poco a poco. El noveno volvió a llamar mi atención pero sin duda que mi capítulo favorito fue el duodécimo y último, donde los autores exponen sus conclusiones.